El emir Tamim bin Hamad es el carismático líder que transformó este pequeño país en una potencia; la desconfianza de sus vecinos árabes, sospechas de corrupción y el plan 2030.
La imagen de Tamim domina los pequeños locales de comida callejera, hoteles, peluquerías y hasta tiendas de merchandising. El emir de Qatar es una figura omnipresente en este pequeño Estado a orillas del golfo pérsico. Será su figura la que domine este domingo la ceremonia inaugural del Mundial, que será vista y seguida por millones de espectadores alrededor del mundo.
Hace poco más de medio siglo, la familia Al Thani vivía en una casa de dos plantas cerca del mar, cuando en la costa solo había arena, barcos y algunos buscadores que todavía sobrevivían a la crisis de la perla. Primero fue el petróleo y más cerca en el tiempo el gas, lo que catapultó este pequeño emirato a disputarle el poder a sus vecinos más poderosos, como Arabia Saudita, Irán e Irak.
En Tamim bin Hamad, pero también en su antecesor, su padre, Hamad bin Khalifa, se explica por qué invirtieron más de 200 mil millones de dólares en los últimos años y el Mundial es solo un escalón para insertarse en el tablero internacional.
En 1995, Hamad bin Khalifa depuso en un golpe no violento a su padre, hasta ese entonces quien regía los destinos de la familia y del país, mantenía un bajo perfil y una política de no intervención, algo que era del agrado de los saudíes. Pero poco después todo cambió en esta península, quince veces más pequeña que Uruguay.
Petróleo, gas, marcas y fútbol
El gran salto de Qatar se dio a mediados de los 90, cuando se asoció con empresas norteamericanas y japonesas para convertirse en el mayor exportador mundial de gas licuado (GNL) y explotar así las reservas que habían descubierto en el mar. Los dólares empezaron a fluir de a miles de millones y entonces los Al Thani idearon un ambicioso plan de expansión.
En los finales del siglo pasado, surgieron algunos de los símbolos del nuevo país, como la cadena Al-Jazeera, la aerolínea Qatar Airways, y se plantaron las bases de Qatar Investment Authority, el fondo soberano de inversión que expande sus brazos por Europa, Asia y los Estados Unidos.
Manejado por la familia real, tiene acciones en la Bolsa de Londres, en las automotrices Volkswagen y Porsche, adquirió marcas emblemáticas como las tiendas Harrods, las joyerías Tiffany, el estudio de Hollywood Miramax, y participa en compañías como British Airways, los bancos Barclays y Credit Suisse, entre muchas otras alrededor del planeta. Se estima que solo en el Reino Unido, donde el actual emir y gran parte de la familia real se formó, lleva invertidos más de 50 mil millones de dólares.
Pero fue con el fútbol que los Al Thani abrieron aún más sus horizontes. En 2005, Tamim fundó Qatar Sport Investiments. Uno de sus primeros golpes de efecto fue la compra de un club en crisis, en el que gastó cerca de mil millones de dólares y donde actualmente juega Leo Messi: el Paris Saint-Germain. También invirtió en el Barcelona y sueña con llevar a su país los Juegos Olímpicos.
Sin dudas, el hecho transformador fue obtener, en 2010, la organización de este Mundial. Fue un proceso marcado por la poca transparencia, con fuertes acusaciones de corrupción, el de llevar la copa del mundo al desierto, en una sola ciudad y donde hubo que cambiar hasta la fecha de inicio. Pese a pelear con federaciones de países como Estados Unidos, Australia o Japón, Tamim siguió adelante. Nada lo detuvo para cumplir con el plan Qatar National Vision 2030, hacia donde apunta el nuevo país.
Líder de la nueva generación
“Hay que tener en cuenta que Tamim subió al poder tras la abdicación de su padre Hamad en 2013. Algunos consideran que la abdicación habría sido a consecuencia de la política exterior que Qatar implementó en los diversos conflictos de la primavera árabe, que enfrentaron a Qatar principalmente con Arabia Saudita y Emiratos Árabes. Por lo tanto, Tamim tenía apenas 4 años de mandato cuando comenzó el bloqueo de sus vecinos, que para algunos fue un intento de marcar los límites al nuevo emir”, explica a LA NACION desde Doha Luciano Zaccara, un argentino especialista en Estudios Árabes e Islámicos que actualmente es profesor en el Centro de Estudios del Golfo de Qatar University.
Y amplía sobre la figura del monarca que rige los destinos políticos y económicos del país: “Tamim es muy querido y respetado entre los qataríes, sobre todo tras el bloqueo que sufrió el país entre 2017 y 2020. El hecho de que Qatar no haya, en principio, aceptado ninguna de las demandas del cuarteto compuesto por Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Bahréin y Egipto hizo que afianzara su posición como líder tanto en Qatar como en el contexto regional”.
Para Guillermo Nicolás, diplomático de carrera especialista en Medio Oriente y actual embajador argentino en Doha, el ascenso de Tamim se produjo “para que todo el proceso que iba a derivar en la llegada del Mundial lo encabezara una nueva generación de dirigentes, con ideas y proyectos nuevos. Todos ellos formados en el extranjero”. Y destaca que la figura del emir “representa la nueva generación y la modernidad para los estándares del golfo pérsico y una cara mucho más amable hacia el mundo occidental”.
Tres mujeres y vida de lujos
Aunque Tamim busca mostrarse ante los ojos de Occidente como un líder moderado, es conocido también por su vida opulenta. Su familia es dueña de la residencia más cara del Reino Unido, por la que pagó US$150 millones de dólares en el centro Londres; y estiman que poseen más propiedades que la familia real británica en la capital de ese país.
El emir, de 42 años, tiene tres esposas. Sin embargo, para mostrarse como un líder occidentalizado, suele hacer visitas de Estado con la primera de ellas, Jawaher Bint Hamad. En la reciente visita a España, ambos se vistieron sin sus trajes tradicionales árabes y fueron recibidos con verdaderos honores: Tamin anunció que aumentaría las inversiones energéticas hasta por US$4.700 millones. La familia real qataría también disfruta de veranear en las cálidas aguas del Mediterráneo español. Suele mostrarse sin prejuicios por Mallorca, con un numeroso séquito, autos de lujo y jet privado. Allí suelen llevar su lujoso yate, uno de los más caros del mundo, valorado en más de 200 millones de dólares.
Relación con la Argentina, Macri y Gaudio
Tamim mantiene una buena relación con el expresidente Mauricio Macri, a quien visitó en Buenos Aires en 2018. Allí firmaron acuerdos relacionados con la supresión de visado diplomático y tres memorándums en materia de educación, deporte y producción y empleo. Más tarde, compartieron un asado. Esa relación se gestó a través de la figura del excampeón de Roland Garros Gastón Gaudio, quien participó de varios negocios asociados a Qatar. En ese entonces, Tamim había explicado que su país buscaba sumarse a Vaca Muerta a través de proyectos de energía.
El embajador argentino en Qatar sostiene que la relación entre ambos países actualmente es “muy buena”, aunque aclara que es más positiva en términos políticos que económicos. “La relación comercial es menos intensa que con otros países de la región. Las exportaciones argentinas no superan los 35 millones de dólares por año en el último trienio. Las importaciones son mucho más importantes porque compramos GNL y eso genera que la balanza sea deficitaria con Qatar”, señala.