
El 80% de los eventos cardíacos pueden prevenirse mediante hábitos saludables, chequeos médicos regulares y control de factores de factores de riesgo.
La Semana de la Lucha contra la Muerte Súbita, que se conmemora del 21 al 27 de agosto, pone el foco en una realidad contundente: la muerte súbita provoca unas 40.000 muertes anuales en el país, según reportes actuales de instituciones médicas y científicas.
La cifra llama la atención dentro de un fenómeno global, ya que, según LA Sociedad Argentina de Electrofisiología Cardíaca, en el mundo occidental se estima entre 450.000 y 500.000 casos anuales.

Las enfermedades cardiovasculares están entre las principales causas de fallecimiento en Argentina y el mundo (Imagen ilustrativa Infobae)
Qué es la muerte súbita y a quiénes afecta
Alan Sigal, coordinador de guardia del ICBA Instituto Cardiovascular, detalló a Infobae: “La muerte súbita es un fallecimiento abrupto e inesperado que ocurre en una persona aparentemente sana, casi siempre relacionado con arritmias graves del corazón como la fibrilación ventricular, y en general en el contexto de una enfermedad de las arterias coronarias”.
También está asociada a cardiopatías congénitas y en arritmias de origen genético.
Entre la población adulta representa una de cada cuatro muertes y se vincula en la mitad de los casos a causas cardiovasculares.
El impacto atraviesa también a personas jóvenes: aparecen dos picos de incidencia, durante la infancia y a partir de los 45 años, cuando predominan las patologías coronarias en varones y, una década más tarde, en mujeres.

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El especialista remarcó que el 60 % de estos eventos sucede en presencia de testigos, en espacios de trabajo, recreación o transporte: “La verdadera tragedia no es la muerte súbita en sí, sino que alguien colapse delante nuestro y no contemos con los medios para ayudarlo”.
Múltiples estudios sostienen que el 80% de los eventos cardíacos pueden prevenirse incorporando medidas de salud pública y cambios en los hábitos individuales. El doctor Sigal señaló: “Los factores de riesgo cardiovascular, como el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión, el sedentarismo, la obesidad, el colesterol elevado y los antecedentes familiares, aumentan el riesgo de padecer una muerte súbita”.