A pesar de sus consignas de austeridad, los inversores observan el fenómeno del libertario con un sentimiento de cautela y temor. El candidato le echa la culpa de esta visión que tiene Wall Street a los politólogos argentinos “pagados por la casta”.
Luego de su sorpresiva victoria en las PASO, el “enigma Milei” crecerá exponencialmente ante la mirada de los inversores. Ahora, su plan económico y sus ideas para la Argentina serán analizadas con mucha más profundidad, más allá de las frases de campaña. Con el libertario se da una gran paradoja: tiene un discurso profundamente seductor para los mercados, que sin embargo parecen darle la espalda.
El primer lugar alcanzado ayer puede tranquilamente encuadrarse dentro de la categoría de “cisne negro”, una definición del economista Nassim Taleb, que le dio ese nombre a un fenómeno inesperado por quienes toman decisiones. Efectivamente, la victoria de la Libertad Avanza no estaba en ninguna encuesta ni cálculo electoral previo, lo que de por sí genera más incertidumbre. El consenso era una victoria de Juntos por el Cambio en las PASO y Milei, cómodo en un tercer lugar. No sucedió.
Para los inversores Milei representa un gran signo de interrogación. No solo por su estilo, sino además por las dificultades que enfrentaría si eventualmente llegara a ser electo presidente
En buena medida, el plan económico presentado por Milei representa lo que los inversores hace años le reclaman a la Argentina. Achicamiento del tamaño del Estado en todos sus niveles, recorte sustancial del gasto público, equilibrio fiscal, baja de impuestos y emisión monetaria cero, por solo mencionar algunos de los principales elementos.
Claro que dentro de ese esquema aparece la que es quizás su enunciado más polémico, que es avanzar en una dolarización, algo que rechazan no solo desde el kirchnerismo, sino también los referentes de Juntos por el Cambio. Dentro de ese esquema aparecen las posturas más “ultra” del candidato, como “dinamitar el Banco Central”.