El ex obispo, Gustavo Oscar Zanchetta, de 57 años, condenado por la Justicia, por abusar sexualmente de dos seminaristas vive con prisión domiciliaria en el Monasterio de Orán en la casa que construyó el padre Diego con el objetivo de ser un hogar sacerdotal.
Zanchetta debería estar detenido en una unidad carcelaria como cualquier otro condenado, pero la justicia le concedió prisión domiciliaria por presentar un cuadro de hipertensión arterial.
Lo que no se entiende es que hay que redoblar los esfuerzos para evitar que los depredadores sexuales entren a los seminarios, sin embargo, Zanchetta cumple su condena precisamente en un Monasterio.
Cuando en 2017 Zanchetta renunció como diocesano de Orán argumentando problemas de salud, Francisco lo nombró en un cargo administrativo en la Santa Sede porque lo consideraba eficiente. Pero al cobrar entidad las denuncias, inmediatamente lo apartó y ordenó el inicio de un juicio eclesiástico. Si se lo encuentra culpable, será expulsado del sacerdocio. Aún el juicio canónico no ha comenzado.
