Hoy dieron su testimonio otros engatusados por Cositorto y Generación ZOE

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En el Salón de Grandes Juicios se reanudó hoy la audiencia de debate seguida contra el fundador de Fundación Zoe y los referentes de la oficina que funcionaba en Salta. Se trata de Nelson Leonardo Cositorto, Ricardo Gabriel Isaac Vilardel, Jorge Federico Vilardel, Ana Lucía de los Ángeles Vilardel y Vilma Griselda Albornoz. Todos están siendo juzgados por los delitos de estafas reiteradas (118 hechos) y asociación ilícita en concurso real.

Hoy continuó la producción de pruebas testimoniales con la declaración de seis damnificados. Entre ellos, un ama de casa, una abogada, dos docentes y una empelada administrativa.

Al igual que en la jornada anterior, los denunciantes relataron de qué manera se enteraron de la propuesta financiera de Fundación Zoe, cómo y cuánto invirtieron y de cuánto era la rentabilidad prometida a partir de operaciones de trading con criptomonedas.

Una de las damnificadas relató que concurrió a una conferencia que el propio Cositorto dio en Salta, en las oficinas de Zoe de calle Pellegrini. Dijo que los asistentes eran “un montón” y que él les aseguró que en Buenos Aires tenía un equipo de profesionales trabajando para multiplicar el dinero que invertían. Manifestó que ella había escuchado hablar de las estafas piramidales, pero pensó que esta empresa era diferente. Le generó confianza el hecho de que los ahorristas podían ver en una plataforma que se llamaba Zoe cómo iba creciendo su capital al ritmo de los intereses. También creyó en Cositorto porque se decía cristiano y contaba que, paralelamente a la apertura de sucursales de Zoe en diferentes sitios del mundo, había creado varias iglesias.

Los testigos también hicieron referencia a actividades de promoción realizadas por la Fundación Zoe en Salta. Mencionaron mensajes enviados a grupos comunitarios de WhatsApp y encuentros realizados en las oficinas de la firma y en el hotel Sheraton. 

En ellas, Cositorto los invitaba a compartir la “vida Zoe”, que era una vida de abundancia. Les decía, por ejemplo, que había comprado una mina de oro y que con algunas membrecías se podía a acceder a terrenos en un barrio privado, a viajes en cruceros o a tratamientos en una clínica estética. En esos encuentros también se realizaban sorteos y se presentaban personas que daban testimonio sobre su crecimiento económico.

Los testigos mencionaron que cuando se difundieron las primeras denuncias realizadas contra Cositorto en Córdoba ya no pudieron retirar ni el dinero de los intereses ni el capital invertido. La compañía creó otra plataforma llamada Sunrise y aseguró a los ahorristas que se les iba a devolver su capital en criptomonedas. Pero eso tampoco ocurrió.

Algunos de los denunciantes dijeron haber tratado en persona con los coimputados Vilardel al momento de concurrir a las oficinas salteñas para concretar la operación de inversión.

Finalizada la declaración de damnificados, Cositorto solicitó hacer algunas aclaraciones y brindó una ampliación de su declaración inicial.  

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