Emiliano Lezcano convirtió un lanzamiento desde el inicio de su propio campo sobre el final del encuentro para sellar el triunfo por 76 a 73
La historia de la Liga Nacional de Básquetbol sumó una nueva página a su antología de hazañas con el desenlace entre Ferro Carril Oeste y Boca Juniors por los cuartos de final. En el Gimnasio Héctor Etchart, la noche se tiñó de épica: con apenas 1.06 segundos en el reloj y el marcador igualado en 73, la frontera entre la gloria y la desesperación parecía tan estrecha como el margen disponible en esa última jugada.
Facundo Piñero tenía la responsabilidad de reanudar el juego para Boca. Presionado por el cronómetro y por la defensa verde, lanzó un pase largo e impreciso que terminó en manos de Emilio Lezcano. Lo que siguió fue una secuencia solo reservada para valientes y soñadores: el tucumano no dudó, giró hacia su derecha y lanzó desde casi debajo de su propio aro. El balón surcó el aire como un proyectil y se coló sin resistencia en el aro rival, con la sirena final iluminando el tablero. La canasta valió tres puntos, selló el 76-73 para los de Caballito y fue definida por el sitio oficial de la competencia como “el más impresionante de la historia de la Liga”.