“Es la violencia estúpidos”. Por Mario Andreani

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    Hay hechos que por su trascendencia quedan en el anecdotario histórico y se recurre a ellos cuando queremos explicar y significar determinados acontecimientos.

    En la década del noventa gobernaba EEUU George Bush y posterior a la invasión en Kuwait que había tocado el típico nacionalismo yanqui, su popularidad alcanzaba niveles que no dejaban dudas sobre su reelección, posteriormente los malos números de la encomia empezaron a provocar fastidio entre los ciudadanos. James Carville un consultor político que trabajó en la campaña de Bill Clinton acuñó una frase que quedó inmortalizada y que Clinton la convirtió en el slogan principal de su campaña que lo llevo al triunfo “Es la economía estúpido”.

    En estos días un hecho de características vergonzantes sacudió a los vecinos de Tartagal y General Mosconi, la Dra. Ana Guerrero intendenta de la vecina localidad ingresó en la Clínica San Antonio de Tartagal acompañada de un hombre para golpear de manera desmesurada a una empleada del nosocomio al punto de causarle lesiones que la tienen recluida en su casa con parte médico.

    Lo sorprendente es que la discusión central vía medios y redes sociales se concentró en las supuestas causas que podrían haber provocado la alteración de la intendenta colocando esos argumentos que son de índole privada inclusive por encima del tema central que es la violencia, con el agravante que es cometida por una funcionaria pública de alta jerarquía. Claramente empoderada por sobre una ciudadana común que a la vista queda desamparada socialmente.

    La supuesta infidelidad (hecho tan viejo como la propia humanidad), forma parte de las relaciones humanas, de ahí la conocida expresión popular “Nadie muere mocho”. Para despejar dudas, el cargo de intendente no tiene inmunidad contra los conocidos cuernos. Imaginemos un escenario donde todos reaccionamos como la Dra. Guerrero, las calles serían epicentros de cotidianas batallas campales.

    Pero estos hechos desnudan y dejan al descubierto la brutal desigualdad social en la que vivimos, en matemática todos sabemos que el orden de los factores no altera el producto, 2 x 3 es igual a 6, si invertimos 3 x 2 también nos da como resultado seis, ahora apliquemos la inversión al hecho producto de esta columna: La intendenta agrede a un ciudadana común y sigue su vida con total normalidad, en la otra hipótesis si la ciudadana común habría agredido a la intendenta seguramente estaría detenida y la trasladarían esposada para marcar el ejemplo de que “Eso no se hace”. La Sra. Sandra Cruz y expongo su nombre porque ya es de público conocimiento, no mereció siquiera un escueto comunicado de la clínica donde trabaja que ponga blanco sobre negro de como acontecieron los hechos. Cuando todos sabemos que personal jerárquico y no jerárquico fueron testigos presenciales, parecería que la misericordia solo es válida para iguales en un mundo de desiguales.

    Obviamente también jugaron su papel los pensantes (título auto otorgado) de las redes sociales quienes no tardaron en empatizar con la principal autoridad de la vecina ciudad por el hecho de ser mujer sin advertir que el denominador común es precisamente una mujer, si un hombre agrede a una mujer la víctima es una mujer, si una mujer agrede a una mujer, la victima sigue siendo la mujer, un facho/a disfrazado de progre da como resultado un woke trucho.

    En una entrevista otorgada a un medio capitalino la Dra. Guerrero (no la prensa) afirmó que poseía dos videos, uno de ellos mostraba ingresando a su vivienda al esposo acompañado de dos señoritas, una de las cuales sería la agredida, en otro ya en su propia habitación los ingresantes mantenían relaciones íntimas, ni el primero de ellos que normalmente podría mostrarse, ni el segundo que obviamente debe reservarse fueron exhibidos.

    Lo llamativo es que a pocos días de estas declaraciones se pudo conocer que el marido de la Dra. Guerrero, quien había renunciado a su trabajo anterior luego del escándalo estaría desempeñando funciones en el área de servicio públicos de la municipalidad, hecho confirmado por el periodista Héctor Torres inclusive en dialogo con la intendenta (quien grabo y difundió la misma). Lo curioso a estas alturas no sería el evidente nepotismo en la flamante chamba del esposo, mucho más inquietante e intrigante resultarían los valores curriculares del mismo.

    Finalmente y para ilustrar con mayor comprensión esta postal macondiana quería recordar a mi abuela paterna, una española dura que llegó a la Argentina huyendo no de la pobreza sino literalmente de la miseria, ella me relataba que en España cuando alguien quería maldecir a una persona le decía “Ojala te enamores”, porque esa circunstancia convertía al flamante enamorado en una persona ridícula y desprovista de sensatez, seguramente mi abuela Práxedes si viera esto no dudaría en corregir la maldición y decir “Ojala ganes una elección”.

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