Una fuerte polémica se desató entre el personal del Hospital San Vicente de Paul de Orán tras la reciente llegada del resonador magnético de última generación, equipo que fue presentado días atrás como un gran avance para la salud pública en la región. Sin embargo, trabajadores del hospital denunciaron que el resonador no podrá ponerse en funcionamiento por la falta de capacidad eléctrica en la ciudad.
Según relataron empleados del nosocomio, “no hay suficiente energía eléctrica para hacerlo funcionar. Si el tomógrafo deja de andar cada vez que hay bajones de luz, imaginate el resonador, que necesita mucha más potencia”. La situación se agrava debido a que el equipo adquirido sería el más moderno del país, el último modelo fabricado por la empresa proveedora, “único en Argentina”, afirmaron.
Además del problema energético, el personal advirtió que no hay técnicos capacitados para operar el resonador. “No hay nadie preparado para manejarlo y tampoco van a contratar a nadie. Hay compañeras que siguen esperando que las pasen a contrato, están colgadas”, lamentaron.
En medio de la desorganización interna, el malestar entre los trabajadores crece por las nuevas disposiciones horarias. Una empleada denunció que le retiraron las guardias de 24 horas y ahora debe asistir todos los días seis horas al hospital, incluyendo fines de semana. “Pretenden que hagamos rayos, piso, neo, internados, quirófano, tomografía y resonancia, todo por el mismo sueldo. Están pasados”, expresó con indignación.
Finalmente, trascendió que la visita del gobernador, quien se acercó al hospital para sacarse fotos con el nuevo equipamiento, generó malestar entre el personal. “Llegó tarde, se sacó la foto y se fue. Fue todo un acto armado”, aseguraron los trabajadores.
Mientras tanto, el resonador —que prometía modernizar la atención médica en el norte salteño— permanece sin uso, convertido en un símbolo de la falta de planificación e infraestructura que aqueja al sistema de salud pública de Orán.
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