“Durmieron abrazadas hasta el final”: la increíble historia de amistad entre las elefantas Pupy y Kenya

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“Durmieron abrazadas hasta el final”: la increíble historia de amistad entre las elefantas que recuperaron la libertad tras décadas de cautiverio.

Luego de pasar más de tres décadas en cautiverio en Buenos Aires, Pupy murió en el Santuario de Elefantes de Brasil. Pero antes de irse, encontró una compañera que estuvo a su lado hasta su último aliento.

“Durmieron abrazadas hasta el final”: la increíble historia de amistad entre las elefantas que recuperaron la libertad tras décadas de cautiverio.

La elefanta Pupy, que pasó 32 años en cautiverio en el ex Zoológico de Buenos Aires —hoy Ecoparque de la Ciudad—, murió este sábado en el Santuario de Elefantes de Brasil, apenas seis meses después de haber iniciado su nueva vida en libertad.

Pupy vivió por más de 30 años en el ex zoo de Palermo.

El santuario confirmó que la muerte se produjo tras un colapso, luego de que la elefanta presentara varios días de problemas gastrointestinales.

Pese a la tristeza por su muerte, su estadía en libertad fue infinitamente alegre: después del traslado terrestre, entrenamientos y gestiones cuidadosas que permitieron su calma y confianza, Pupy descubrió amplios espacios para moverse, compañía de otros elefantes y la posibilidad de decidir sobre su día a día.

“Aunque su tiempo en libertad fue breve, la elefanta pudo vivir experiencias que le habían sido negadas durante décadas”, destacaron desde la fundación que acompañó su traslado.

Entre los nuevos habitantes del santuario, Pupy encontró a Kenya, otra elefanta trasladada desde el Ecoparque, con quien comenzó a tejer una amistad silenciosa pero profunda.

Los cuidadores del santuario recuerdan los desayunos compartidos: Pupy, pausada y elegante, levantaba la trompa contemplando su comida, mientras Kenya se acercaba curiosa y, a veces, tímida, probaba algún bocado.

Cada gesto, cada movimiento, era un pequeño acto de confianza mutua. “Lo que se siente al verlas juntas es algo especial: un respeto mutuo, una curiosidad tímida y, sobre todo, una amistad que nunca paró de crecer”, relataron los cuidadores.

Los últimos días de Pupy fueron delicados. Pese a la medicación que la mantenía relativamente estable, comenzó a perder el apetito y su salud se debilitó tras expulsar rocas negras que afectaron su organismo.

Los cuidadores contaron que durante la noche del viernes, Pupy colapsó mientras recibía agua, y a su lado estaba Kenya. La elefanta no se alejó; permaneció observando y se acostó a su lado: “Durmieron abrazadas hasta el final”.

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