La madrugada del 25 de abril de 2025, un hombre de 26 años apodado “Tortuga” recorrió Villa Asunción con un hierro en la mano, golpeando los vidrios de los autos estacionados en la calle. Los propietarios de los vehículos escucharon ruidos y lograron ver y reconocer al sujeto. Algunos de ellos salieron a increparlo y este les respondió amenazándolos de muerte.
Cuando vio que los damnificados se estaban aglomerando, el imputado escapó e irrumpió en la Comisaría del barrio para refugiarse. Llevaba una punta hechiza y un hierro. La jefa de Guardia escuchó gritos afuera: había como cuarenta personas que gritaban exigiendo que sacaran a “Tortuga”. La oficial solicitó apoyo policial vía radial.
Entre tanto, adentro de la dependencia, el imputado se resistía y amenazaba al personal para que lo dejen salir por la puerta de atrás. “Aléjense porque si no voy a hacer chispear y va a correr sangre aquí, a mí no me importa nada”, gritaba al tiempo que blandía las armas que tenía en su poder.
Finalmente, cuando los oficiales de apoyo llegaron y lograron despejar a la multitud, “Tortuga” se entregó, arrojó las armas y fue esposado.
El sujeto fue juzgado y condenado en un procedimiento abreviado del Plan de Oralidad, en el marco del cual reconoció los ilícitos por los cuales fue denunciado.
El juez Eduardo Raúl Sangari le dictó una pena de un año y dos meses de prisión efectiva por los delitos de daños (dos hechos), daños y amenazas agravadas por el uso de arma en concurso real, amenazas agravadas por el uso de arma (dos hechos) en concurso real, atentado a la autoridad.
El acusado fue declarado reincidente por cuarta vez y se ordenó su inmediato trasladado a la Unidad Carcelaria 1.
