El sector expresó su preocupación por el creciente volumen de indumentaria proveniente de China y por los escasos controles a los que esos productos son sometidos.
La industria textil atraviesa una crisis profunda a raíz de la apertura importadora, donde China aparece como el principal proveedor. El sector muestra preocupación por el crecimiento acelerado de las compras a ese país y alerta por la posible pérdida de los 500.000 puestos de trabajo que componen la cadena de valor.
“La desregulación del régimen courier, la flexibilización aduanera y la falta de controles sobre plataformas digitales abrieron una puerta que China aprovechó como ningún otro país. Hoy, el gigante asiático no solo domina más del 70% del mercado textil importado, sino que también está desplazando la producción nacional y el trabajo argentino”, aseguró la Fundación Pro Tejer.

En tejidos de punto China explica 94% del total ingresado al país en 2025
Según su informe, la indumentaria china está ingresando al país sin certificaciones de calidad, sin valores de referencia, sin etiquetas, sin trazabilidad y sin pagar impuestos, lo que le otorga ventajas imposibles de igualar para cualquier fabricante argentino.
La entidad advierte que el efecto no es simplemente una oferta de ropa más barata: detrás de estos ingresos, sostenidos por FOB históricamente bajos, se multiplican “las fábricas que cierran, los talleres que quedan a oscuras, los comercios que dejan de vender y los empleos que se pierden en silencio, sin que las personas desplazadas puedan reinsertarse”.






