La política argentina —y salteña, en particular— nunca deja de sorprender. Entre gritos, escándalos y shows televisados, hay veces que lo insólito se vuelve noticia. Esta vez, el epicentro fue el Congreso Nacional, donde la diputada salteña Yolanda Vega rompió el silencio… literalmente.
Desde que asumió su banca en diciembre de 2023, Vega no había emitido palabra. Ni un saludo protocolar, ni una intervención mínima. Parecía parte del mobiliario del Congreso: siempre ahí, pero sin señales de vida política. Hasta hoy.
En el marco del debate sobre la Emergencia Sanitaria de la Salud Pediátrica y Residencias Médicas, Vega se animó a hablar. Sí, habló. Fueron apenas unos minutos, pero suficientes para confirmar que la legisladora no era parte de una instalación artística permanente.
El momento fue tan inesperado que generó confusión entre asesores y cronistas acreditados. Algunos creyeron que era un error de audio, otros buscaron si alguien había activado un video viejo por error. Pero no: era Yolanda Vega en vivo y en directo.
No hubo declaraciones memorables ni frases de alto impacto político. Tampoco denuncias ni propuestas revolucionarias. Pero hubo palabras. Y eso, viniendo de Vega, ya es un suceso histórico.

En Salta, la noticia se vivió con el asombro reservado para los eclipses: breve, fugaz e imposible de creer si uno no lo vio. ¿Qué dijo exactamente? Poco importa. Lo relevante es que, después de casi dos años, Vega habló. Existió. Se manifestó. Y por unos minutos, dejó de ser “la diputada muda”.
¿Volverá al silencio? ¿Fue sólo un lapsus vocal? ¿O será el inicio de una nueva etapa donde la diputada represente efectivamente a los salteños?
Lo cierto es que ahora, al menos, tenemos pruebas de vida parlamentaria. Y eso ya es. bastante para algunos.
Provincia City