Los militantes salieron en caravana con sus autos y los festejos por el Día de la Lealtad fueron salvados por una marcha similar a las opositoras. Gestos adustos en la CGT. Un interna que bulle
“Fue el peor día de mi vida”, dijo un joven miembro del equipo digital que ayer iba a realizar la primera movilización virtual en la historia argentina. No podía creer lo que estaba pasando. Había previsto algún ataque, pero organizó el ingreso previo de 1500 amigos antes de la hora de “apertura” de la puerta, que sería a las 13. Todo estaba funcionando perfectamente.
Cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero: cuando dieron acceso al público empezaron a sufrir un durísimo ataque cibernético, un hackeo bajo la forma habitual, el pedido de ingreso de más cantidad de usuarios de los que puede soportar una página, para inutilizarla. Se llama “ataque de denegación de servicios”, que se realiza a través de bots que saturan los puertos de ingreso bombardeando en forma continua información, hasta que logran saturar.
La página 75octubres.ar estaba preparada para que entraran 50 mil personas por segundo, pero con servidores instalados -dicen- en 40 países del mundo que dispararon millones de bots, lograron hacerla colapsar. Esperaban que entre 3 y 4 millones de usuarios únicos entraran a la web. ″Fue un ataque profesional, que no esperábamos en esa dimensión, cambiamos nueve veces de servidores y nos seguían, tenían la capacidad para hacerlo”, explicaron a Infobae desde la organización.
En Casa Rosada no ocultaron la decepción. Dijeron que esperan el informe técnico de Javier Grosman e Ignacio Saavedra, responsables del evento virtual, para dar una opinión fundada de lo que ocurrió. Genéricamente informaron que “fue un terrible ataque cibernético sincronizado”, pero no se descarta llegar a conclusiones políticas complejas, que responsabilicen a la oposición. Precisaron que se necesita entre 100 mil y 150 mil dólares para realizar un ataque de esas características, que “no es una enormidad de dinero, pero tampoco lo tiene cualquiera para gastar,”.
“Nos cortaron los puentes informáticos”, fue el comentario dolido de un peronista. Hacía alusión a los puentes entre la ciudad de Buenos Aires y Avellaneda, que en medio de la disputa interna que se vivió el 17 de octubre de 1945 entre los sectores del ejército favorables a Juan Domingo Perón y los que estaban en contra, primero impidieron que los obreros movilizados por Cipriano Reyes pudieran llegar a Plaza de Mayo. Desde el Hospital Militar, donde el coronel había logrado que lo trasladen para conducir su defensa, Perón había logrado que el general Filomeno Velazco, a cargo de la Policía, baje los puentes, y así por la tarde, pudieron cruzarlos.
Ayer no hubo ningún policía que salvara la movilización virtual y el peronismo digital se sintió derrotado. “Siento como si me hubiera pasado un tractor por encima”, dijo una de las pocas mujeres del equipo. Aunque agregó: “Quiere decir que el camino es el correcto, hay que hacer movilizaciones virtuales, tenemos que insistir por acá”.
Alberto Fernández buscó tomar distancia del asunto. Por lo menos, cerca de él aseguraron que “nunca estuvo muy convencido de eso, no le gustaba mucho, así que no le prestó atención al fiasco”. “Es verdad que era innovador, veremos si se hace más adelante. Por ahora, el moco es de Grosman”, dijeron. Y, en líneas generales, se mostraron satisfechos con el acto y con la expresión de la militancia en la calle, muchos de los cuales salieron en sus autos porque no podían manifestarse en forma virtual.
Aunque la verdad es que no se vio a ningún dirigente demasiado eufórico en el salón Felipe Vallese. Las cámaras tomaron a Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro, representantes de los socios mayoritarios del Frente de Todos, con gesto más que adusto. Como Santiago Cafiero, Sergio Massa, Héctor Daer y Emilio Pérsico, por nombrar algunos de los presentes en nombre de los otros miembros de la coalición de gobierno, cada uno cumplió el papel que tenía asignado.
Llegaron un poco más tarde de lo previsto (porque se esperó hasta último momento que se pudiera conectar la web), se sentaron a distancia social donde les fue indicado, escucharon el austero mensaje del Presidente a favor de la unidad del peronismo para campear la crisis, cantaron la marcha peronista, se sacaron unas pocas fotos, y se fueron. Silbando bajito.
A los festejos por los 75 años del 17 de octubre lo salvaron las caravanas. La jornada arrancó temprano con camiones y micros de los gremios vinculados a Hugo Moyano, continuó con gente que quiso salir a dar alguna vuelta antes de que empezara la movilización virtual y siguió hasta bien tarde a la noche con miles de autos que en decenas de ciudades expresaron su amor a Perón, a Evita, a Néstor y a Cristina.
Entre bocinazos y dedos en V, lo que se expresó en las calles porteñas y de muchas ciudades del país es la necesidad de transmitir peronismo, una expresión que parecía vedada por la sucesión de movilizaciones realizadas por la oposición al Gobierno, que una y otra vez salieron a hacerse oír, marcando una agenda institucional y republicana, lo que colmó la paciencia de los peronistas.
Lo curioso es que la movilización que resultó es muy parecida, casi igual, a las realizadas por la oposición. Autos, banderas, barbijos, caravanas, bocinazos. El Presidente dijo ayer que los festejos del 17 de octubre no fueron la expresión de los “antibanderazos”. Sin embargo, si se le sacara el audio a las entrevistas, hasta podría confundírselas.
Finalmente, la oposición puede decir que le enseñó al peronismo una nueva manera de manifestar en las calles en tiempos de pandemia. Con distancia social, y sin necesidad de inventar personajes “anticuarentena” que el Gobierno suele disponer para que sean entrevistados por los canales oficialistas, el Frente de Todos logró mostrarse unido y disfrutar del respaldo de miles que salieron a expresar su respaldo a “Cristina y Alberto”, casi siempre en ese orden. Los une no perder -de nuevo- el poder, pero el volcán de la discordia interna sigue bulliendo.