Su lancha se había hundido y estaban inmersos en el agua hacía más de diez horas. Intentaron nadar, pero las corriente los llevaba mar adentro. Guillermo y Alejandro, como ángeles de la guarda, pasaron por allí y les salvaron la vida.
Guillermo Triguero y Alejandro Zecchin son capitanes de barco. Este domingo emprendieron un viaje recreativo que tenían pendiente: se levantaron temprano para ir desde el Golfo de México hacia Bahamas. Sin embargo, las casualidades de la vida hicieron que estos dos argentinos navegaran por la zona donde migrantes cubanos intentaban sobrevivir al hundimiento de su lancha.
“Escuchamos unos gritos. Empezamos a rastrear la zona y subimos a ocho cubanos. Estaban a la deriva”, dijo a TN Guillermo, a bordo del barco Island Gird. Todavía resta encontrar a otros 12 migrantes.
Eran cerca de las 6:00 cuando comenzaron a escuchar gritos. “Ale, ¿escuchaste algo vos?”, le preguntó Guillermo a su amigo y colega. “No, nada”, contestó y decidieron, por las dudas, bajar los motores y aminorar el ruido.
“De repente, escuchábamos voces, pero no los veíamos en el agua. Encontramos a uno y empezamos a rastrear la zona. Estaban todos dispersos, como a un kilómetro a la redonda. Subimos a ocho cubanos y de inmediato dimos aviso a la guardia costera para iniciar con los protocolos correspondientes”, relata el capitán Triguero.
Los rescatados eran todos hombres: dos de 60 años y los otros seis promediaban los 30. “Las dos personas mayores estaban más comprometidas, pero según informaron, ya se encuentran bien. Pudo haber pasado cualquier cosa, sea muerte por hipotermia, porque estuvieron más de diez horas ahí en el mar, o incluso aparecer tiburones”, agregó y detalló que eran 20 los tripulantes, pero que solo habían podido rastrear a esos ocho.
Una vez dada el alerta, llegaron tres barcos de la guardia costera para llevarse a los cubanos. Los capitanes brindaron sus datos y se pusieron a disposición de las autoridades. También entregaron documento fílmico y fotografías que daban cuenta del proceso de rescate minutos antes.
Luego del trasbordo, la guardia costera desplegó un intenso operativo para buscar a los pasajeros que faltaban. Habían salido el viernes desde La Habana, Cuba, en una lancha y se dirigían a los Estados Unidos.
No había equipajes, ni siquiera ropa. Según pudieron saber los capitanes, tras hundirse la lancha, decidieron desprenderse de todo para intentar salvarse: “Se tiraron al mar y tenían la idea de llegar a destino nadando, pero la corriente los llevaba mar adentro. Una de las corrientes más importantes es la del Golfo, así que eso también los comprometía. Cualquier intento para nadar ahí los llevaba a la deriva”.
Los migrantes estaban altamente agradecidos con Triguero y Zecchin por haberlos rescatado. “Ya no les importaba llegar a Estados Unidos, querían salvarse. Así que los ordenamos, les dimos agua y le pusimos los chalecos. Entendimos la euforia de salvarse, pero teníamos que activar el protocolo porque no sabíamos quiénes eran los que subían al barco”, señaló Guillermo en diálogo con TN.
“Nosotros como capitanes de barco estamos preparados para cualquier ocasión y siempre decimos que nuestro primer enemigo es que se caiga alguien al agua. Pero teníamos una emoción rara. Estamos contentos por haber pasado el trago, nunca nos había pasado algo así”, indicó y remarcó: “Me preguntaba quién me mandó a estar acá en este momento, pero sé que Dios nos puso en ese lugar hoy por algo”.