Uno de los hechos más lamentables que puede ocurrir en el ámbito de la gastronomía es destapar un envase de refresco o soda que ya no tenga gas. La sensación, además de decepcionante, es similar a estar tomando un agua dulce saborizada, que, la verdad, no es muy agradable.
Cuando una bebida de este tipo ya está abierta, por más que se intente buscar alternativas, el gas poco a poco va desapareciendo. Sin embargo, existen buenos trucos para hacer que se mantenga por más tiempo, y así disfrutar la gaseosa en su mejor estado hasta acabarla completamente.
Por lo general, esto ocurre con las presentaciones familiares, de uno a tres litros, que en una casa pueden durar desde uno hasta tres o cuatro días, dependiendo de las reglas hogareñas. El problema está en que, si no se toman precauciones, la cantidad de gas podría variar bruscamente de un día para otro. Es mejor seguir estas recomendaciones para no dejar perder estos productos. Lo más indicado es lo siguiente:
Estrujar la botella antes de cerrar
Todo indica que entre todas las recomendaciones es esta la más efectiva. La mejor forma de que no salga el gas es aplastar la botella, hasta que casi no haya espacio para que quede aire dentro. Esto ralentiza el proceso de efervescencia, pues hace que el gas quede más comprimido dentro del envase. Aunque el recipiente quede con una forma irregular, este es el mecanismo ideal para que dure más tiempo.