Desde su lujosa prisión en El Calafate, Lázaro Báez amasa su furia contra Cristina Kirchner. Por Nicolás Wiñazki

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    El socio de la ex presidenta aumentó su enojo porque se les confirmó la condena a 6 años en la causa Vialidad y nunca lo defendió. Abrió una cuenta en Instagram donde reivindica a Néstor y a ella no la nombra.

    Desde su lujosa prisión en El Calafate, Lázaro Báez amasa su furia contra Cristina Kirchner Lázaro Báez, socio de los Kirchner, cumple varias condenas en su chalet de El Calafate.

    Así, como el ex presidente, su mejor amigo y socio, se llama la calle costanera en El Calafate, Santa Cruz, en la que el magnate súbito construyó un imponente chalet de dos plantas, al que se trasladó en julio pasado tras lograr que el tribunal oral federal número 4, que lo condenó a diez años de prisión por cometer el delito de lavado de dinero en la causa conocida como “La Ruta del Dinero K”, le permitiera pasar su arresto domiciliario en su provincia.

    Báez tiene prohibido moverse sin permiso de esa propiedad. Se lo controla con tobillera electrónica.

    Añoraba el sur desde que hace ocho años fue preso, primero en el Complejo Penitenciario Federal 1, Ezeiza, para luego lograr el primer arresto domiciliario en una casa de un country del sur bonaerense, ahora superado por su mudanza definitiva a Santa Cruz, lo que le permite estar cerca de sus hijos y nietos.

    Báez sigue preso, pero vive en una casa que levantó una de sus constructoras, con dirección Costanera Presidente Néstor Kirchner 2781, El Calafate, en la que nadie había vivido antes.

    El inmueble tiene repartidos entre sus dos pisos a cinco habitaciones, la principal con un balcón con vista magnífica al Lago Argentino; cinco baños; una sala de juegos; amplios espacios comunes; un ambiente con jacuzzi y otras comodidades similares a las que se encuentran en un spa; más un quincho separado de la vivienda principal al que se accede tras cruzar el jardín interior; a la que se suma la más singular de sus características: las escaleras se pueden evitar gracias a la instalación de un moderno ascensor interno. A ese chalet van a visitarlo el intendente local Javier Belloni y el diputado provincial Carlos Alegría, entre otros.

    A pesar de la alegría que le generó pasar del calabozo de Ezeiza al country y ahora a El Calafate, Báez no puede contener la furia que le genera la figura de Cristina Kirchner.

    El miércoles pasado, tanto ella como él sufrieron la ratificación que realizó la Cámara de Casación Penal Federal, en otra causa, el expediente conocido como “Vialidad”: igual que la expresidenta, Báez recibió la pena de seis años de cárcel por haber sido considerado autor del delito fraude al estado. A su caso, se le sumarán los años de prisión a los que ya recibió por La Ruta del Dinero K y también a otros por haber lavado dinero comprando un campo en Uruguay).

    Báez detesta a Cristina, a quien acusa de haberle soltado la mano. Fue el principal socio comercial tanto de ella como de Néstor Kirchner. La Justicia determinó que buena parte de los multimillonarios fondos públicos con los que fue beneficiado para hacer obra pública en Santa Cruz durante las presidencias K volvieron a las cuentas privadas de la ex familia presidencial debido a que Báez les compró inmuebles, y les construyó y rentó hoteles a precios exorbitantes de acuerdo al mercado.

    Fuentes que hablaron con Báez en los últimos meses reconstruyeron a Clarín lo que siente Lázaro por Cristina: “Ella fue siempre muy soberbia. Nunca nos aguantó a quienes fuimos los verdaderos amigos de Néstor. No nos defendió ni nos defiende. Solo se defiende a ella misma. No le importa nada lo que pasó con la gente, como nosotros, que fuimos presos por ella”, resume el ex empresario exitoso.

    Y agrega, siempre recordando a su querido Néstor Kirchner: “Él jamás nos hubiera hecho lo que ella hizo. Ella dice que es peronista, pero es mentira. Siempre odió al peronismo”.

    Báez, a pesar de esta inquina, se mantuvo callado en todos los juicios que afrontó acusado de cometer actos de corrupción o lavado de dinero casi en complicidad con los K, o gracias a ellos. Jamás intentó negociar con la Justicia declarar como “arrepentido”, lo que hubiera beneficiado su situación procesal. “No me perdonaría nunca traicionar al Lupo de esa manera”, repitió varias veces frente a diversos interlocutores, tanto dirigentes del PJ, como empresarios o abogados, que le describieron a Clarín como Báez explica en palabras el resentimiento que siente por la ex presidenta, solo frenado por la “lealtad” al “amigo” (por Néstor).

    Si la única verdad es la realidad, tal como decía Juan Perón, entonces Báez tiene argumentos para sostener su bronca con los Kirchner.

    Los hechos son los hechos.

    Tras la ratificación de la condena en la causa Vialidad, Cristina Kirchner no defendió en público a quien fue efectivamente su socio y, siempre de acuerdo a la Justicia, quien funcionó en los hechos para “blanquear” el dinero de la corrupción de la obra pública hacia cuentas bancarias K.

    Una vez conocida la nueva sentencia en ese expediente, y ya solo con la última instancia de recurrir a la Corte Suprema para intentar un sobreseimiento, Cristina Kirchner no hizo una sola declaración en favor de Báez. Solo se defendió acusando a la Justicia de perseguirla con fines políticos, aseguró que fue condenada porque “soy mujer”, y armó su narrativa defensiva, al menos mediática, con el fin de instalar la idea de que existe un complot de una veintena de jueces y fiscales que junto a la oposición al peronismo tiene como objetivo prohibirle ser candidata: “Una vez más, el peronismo y la proscripción. Nada nuevo bajo el sol”, escribió en las redes la expresidenta. En otras frases, también afirmó en un acto en la localidad bonaerense de Moreno que “Después de todo, que te metan presa por haber cumplido con tu generación, a otros que están desaparecidos, el precio que me hacen pagar, dentro de todo y mirando lo que otros sufrieron es bastante poco y estoy dispuesta a pagarlo porque no me van a hacer arrepentir de absolutamente nada”.

    Báez se calla en los tribunales, pero inquietó a los Kirchner abriendo canales de comunicación a través de redes sociales.

    Aunque abandonó la escritura del blog notibaez.blogspot.com, Lázaro abrió, según afirmaron en su entorno, una cuenta en Instagram, aunque no está validada de modo oficial, lo que le permitiría desmentir lo escrito o fotografiado allí, si es que le conviene hacerlo. Hasta ahora, ni sus abogados ni sus familiares negaron que él sea el autor de algunas frases que llegaron al corazón de la familia Kirchner porque fueron escritas para ellos.

    Un dato: en sus redes, Báez jamás, nunca, nombra a Cristina Kirchner ni por su nombre, ni por su apellido, ni le dedica párrafos de modo explícito.

    Uno de los posteos que subió a su Instagram, con el que intentó demostrar que, a pesar del arresto domiciliario, y de las condenas a más años de prisión, tiene objetivos para cumplir en Santa Cruz, lo difundió justamente en las horas posteriores a su mudanza a El Calafate.

    Dice así: “Deseo agradecerles a todas las personas que consideran que aun después de años de estar ausente en esta maravillosa provincia, aún tengo la posibilidad de darles una nueva esperanza de tener un trabajo y no tener que mendigar un plato de comida para su familia. Gracias”, subió a baezlazaro_ok, su cuenta en Instagram, y agregó: “Viva Lupo. Viva Santa Cruz”. El texto ilustra una foto de unos pasacalles con la frase “Bienvenido Señor Lázaro Báez. Trabajo y Lealtad”.

    “Lupo” es el apodo con el que los viejos amigos de toda la vida llamaban a Néstor Kirchner.

    ¿Por qué Báez afirmó que aún tiene la posibilidad de darle trabajo a los santacruceños que están desempleados? ¿Acaso intentará recuperar sus empresas, embargadas, intervenidas por la Justicia? ¿Aún posee fondos como para financiar nuevos emprendimientos?

    Desde que se mudó a El Calafate, los rumores y versiones basadas en fuentes confiables se multiplicaron y corrieron veloces por el poder local.

    El portal de noticias OpiSantaCruz publicó un artículo en el que menciona a empresarios santacruceños que habrían visitado a Báez en su arresto domiciliario calafateño.

    Clarín intentó verificar si incluso la propia Cristina Kirchner no mantuvo una reunión con su enemigo íntimo, tal como dejaron trascender en el entorno de Báez que ocurriría una vez que él retornara a “la ciudad en el mundo” de la expresidenta. Falso, dijeron fuentes que hablan en nombre de Cristina.

    Mitos de una ciudad que aún es pequeña y donde todos se conocen con todos. El Calafate.

    Lázaro Báez volvió al sur, intenta poner en orden al patrimonio que aún le queda tras subastas de propiedades y embargos e inhibiciones, acciones judiciales que no están firmes en la mayoría de los casos.

    Es por eso que aún es dueño del chalet ubicado en la costanera Néstor Kirchner al 2781.

    Es justo una de las tantas calles que él asfaltó como constructor de obra pública. La misma que lleva, siempre bordeando el Lago Argentino, y tras pasar por su chalet – “la casa del ascensor” la llaman en el vecindario-, hasta el hotel Las Dunas. Es uno de los emprendimientos turísticos propiedad de los Kirchner, pero que él alquiló durante añares, tras remodelarlo y ampliarlo, haciéndoles ganar mucha plata a sus socios que hoy aborrece.

    Tras pasar por ese hotel, poco más, el pavimento se termina. Y vuelve el ripio.

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