Ocurrió en el norte de Salta, cuando el acusado huía en una camioneta con 418 kilos de hojas de coca, por lo cual también fue imputado por encubrimiento de contrabando. En la acusación, la fiscalía resaltó la gravedad del caso y recordó un antecedente similar en la zona.
En una audiencia de formalización de la investigación penal, y a instancia de planteos realizados por el fiscal subrogante de Orán, Luis Valencia, el juez federal de Garantías, Carlos Martínez Frugoni, hizo lugar a la imputación y dictó la prisión preventiva de Hugo Armando Amador, de 40 años.
Estas medidas se decretaron el viernes pasado, en el marco de la investigación de un hecho que tuvo lugar el 20 de enero pasado en la ruta 5, a la altura del paraje Uriza, a la salida de Orán, localidad ubicada a 284 kilómetros de la capital salteña. Alrededor de las 7.30, un móvil de la Gendarmería Nacional transitaba por esa vía procedente de Rivadavia Banda Sur con tres efectivos.
Según lo expuesto por el fiscal Valencia durante la audiencia, los gendarmes se dirigían a Orán en una camioneta de la fuerza, identificada y con las balizas encendidas, en el marco de un mandato judicial. De frente vieron una camioneta blanca, cuyo conductor, al divisar el móvil de la Gendarmería, se detuvo y realizó un giro en “U”.
A los pocos metros, sin embargo, la camioneta volvió a girar y retomó la circulación anterior, por lo que los gendarmes estacionaron el móvil en la banquina y colocaron los conos y demás elementos para proceder al control del rodado.
“Según lo informado por los efectivos, la camioneta aceleró y en zigzag se dirigió directo a los dos gendarmes que, con linternas le hacían señas para que baje la velocidad y se detenga. Lo que no sucedió, pues la camioneta avanzó con la intención de embestir a los gendarmes”, relató el fiscal.
Afortunadamente, los uniformados reaccionaron a tiempo y se arrojaron a un costado de la banquina, sin resultar lesionados. No obstante, agregó Valencia, la camioneta siguió de largo y chocó con el móvil de la fuerza, tras lo cual se detuvo a unos 300 metros, ya que el fuerte impacto derivó en un desperfecto mecánico del rodado.
“Esta clase de maniobras temerarias ejecutadas para evadir el control de la fuerza de seguridad son comunes, por lo que la justicia debe responder de manera ejemplificadora a fin de poner un tope a hechos”, sostuvo el fiscal.
De inmediato, los dos gendarmes, quienes declararon en la audiencia, acudieron en auxilio de un compañero que había quedado en la camioneta de la fuerza, quien resultó con lesiones en el rostro y la cabeza.
Enseguida, al acercarse a la camioneta que los embistió, observaron que, del lado del acompañante, dos hombres hacían el esfuerzo por salir del rodado. El primero, con remera roja, ingresó a una finca y fue seguido por un cómplice, quien iba al volante.
Tras perseguirlos, los gendarmes lograron detener al conductor, de remera blanca, quien fue identificado como Amador. Posteriormente, al revisar la camioneta Ford Ranger, ya en presencia de testigos civiles, se pudo establecer que en la caja y asiento trasero llevaba una carga de 418 kilos de hojas de coca.
“Maniobra temeraria”
El fiscal resaltó la gravedad del hecho y recordó un episodio similar ocurrido en la ruta 50 el 27 de mayo de 2012, cuando un auto arrolló al gendarme Rolando Mendoza, quien, al igual que en este caso, intentaba detener un auto en un control de ruta, en el acceso norte de la localidad de Pichanal.
Valencia indicó que “esta clase de maniobras temerarias ejecutadas para evadir el control de la fuerza de seguridad son comunes, por lo que la justicia debe responder de manera ejemplificadora a fin de poner un tope a hechos que, como el caso de Mendoza, son altamente peligrosos”.
En ese marco, y a partir de las pruebas reunidas, Valencia solicitó la formalización de la investigación penal en contra de Amador por el delito de “homicidio calificado, por ser cometido en perjuicio de un miembro de seguridad, en grado de tentativa, en concurso real con encubrimiento de contrabando en la calidad de autor”.
Señaló que la mercadería que transportaba Amador fue valuada en la suma de $3.040.000 (tres millones cuarenta mil pesos) y pidió un plazo de investigación de 45 días. “En su accionar delictivo, y en busca de evadirse, Amador desplegó una conducta temeraria. Con ello, evidenció el desprecio por la vida de los gendarmes, contra quienes avanzó sin importarle más que su único objetivo, escapar”, afirmó.
Antecedentes
En ese contexto, Valencia rectificó lo manifestado por el propio Amador al ser identificado, oportunidad en la que aseguró no tener antecedentes. “Quiero informar que tal aseveración no es así, pues de la base de datos, tanto de Gendarmería Nacional como de la fiscalía, Amador presenta varios antecedentes de proceso abiertos, todos ellos por delitos de atentado y resistencia a la autoridad y amenazas, entre otros”, explicó el fiscal subrogante.
Agregó que existen causas penales iniciadas desde 2007, 2011 y 2012, todas bajo el sistema mixto, y que incluso registra dos procesamientos por delitos de resistencia a la autoridad, con lo cual el fiscal resaltó que Amador, en vista de sus antecedentes, había hecho del delito un modo de vida.
El acusado dijo en su defensa que no conducía, que iba dormido y que, aturdido tras el impacto, creyó se trataba de un intento de robo. El juez calificó el relato de “inverosímil”.
Con esto, el representante del Ministerio Público Fiscal reforzó su pedido de prisión preventiva, pues consideró que, a partir de las pruebas reunidas y la declaración de dos testigos en la misma audiencia, quedó acreditado que Amador participó del hecho y era quien conducía la camioneta.
“Tras chocar con el móvil de la fuerza, el rodado que conducía se averió, sino no estaría aquí detenido. Su única preocupación, incluso por encima de la vida de los gendarmes que intentó atropellar, era la de escapar, la de resistirse a la justicia”, destacó.
Señaló que el riesgo de fuga es latente, como así también el de entorpecimiento procesal, para indicar por último que, en caso de llegar a una condena, la misma no sería de cumplimiento condicional, sino efectiva, por lo que la fiscalía insistió en la prisión preventiva del acusado.
La defensa
Amador prestó declaración y aseguró que solamente lo fueron a buscar para que haga de acompañante, y que no sabía identificar a la persona que lo contrató y que le iba a pagar entre 4 y 7 mil pesos por esa tarea. Sobre el incidente, afirmó que no conducía y que, al momento del impacto, dormía.
No obstante, aseguró que la camioneta de la fuerza no tenía identificación, ni tampoco las balizas ni los conos estaban en la ruta. Indicó que estaba aturdido y que creyó que era un asalto, por lo cual atinó a darse a la fuga. Tampoco aportó el nombre de la persona con la que viajaba.
Su defensor, el abogado Marcelo Milanesi, en tanto, solicitó su libertad, ya que es el único sostén de su familia, mientras que -de manera subsidiaria- ofreció una caución personal o material, o bien, un fiador.
Concluidos los planteos, el juez Martínez Frugoni resolvió en consonancia con la solicitud la fiscalía, tanto respecto a la imputación y la calificación penal como al pedido de la prisión preventiva. Fundó su decisión con los argumentos esgrimidos por el fiscal.
“Por las pruebas que se me hizo conocer encuentro acreditado el hecho. No tengo dudas del quehacer delictivo de Amador más allá de su descargo, el cual a mi juicio es inverosímil y opuesto a los testimonios escuchados. Se advierte claramente la seriedad de la imputación en su contra”, sostuvo el magistrado.