Se repiten y se profundizan las diferencias entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, principales socios del Gobierno K. ¿Seguirán unidos? ¿Están unidos?
El Presidente y la vice no coinciden en el rumbo del Gobierno en temas particulares ni en cómo funciona el Gabinete. No coinciden en si debe haber acuerdo o no con el FMI. Ni en cuánto ni en cómo deberían aumentar las tarifas de los servicios públicos.
El Presidente y los gobernadores quieren postergar las PASO debido a la pandemia tal vez creciente y para evitar conflictos políticos internos en el PJ. La vice quiere que se celebren las PASO. La vice detesta las reuniones de funcionarios y del propio Presidente con los empresarios más poderosos de la Argentina. El Presidente las cree ineludibles.
El Presidente y la vice casi no se muestran juntos en actos públicos.
Ella sacudió al Gobierno con dos cartas y un discurso en un acto en La Plata a fines del 2020, textos y discursos en los que se diferenció de la marcha del Gobierno en políticas claves y fulminó a parte del equipo de ministros y asesores de más confianza del Presidente.
Éste último funcionario atacó verbalmente y casi le pegó alguna piña al secretario de Seguridad de la Nación, Eduardo Villalba, segundo de Frederic, y le gritó que su jefa era “hipócrita” e “inoperante”. Varias ministras nacionales oficialistas criticaron internamente al oficialista Berni y la Casa Rosada dejó trascender su enojo. Berni redobló las críticas. Se lleva mejor con el titular de Seguridad porteño, el macrista Diego Santilli, que con su par de Nación, Frederic.
El ataque con piedras a la camioneta que llevaba al Presidente en un acto en Chubut fue responsabilidad del gobernador de esa provincia, Mariano Arcioni, al que desde la Casa Rosada se le pidió que evite ir a la recorrida que haría el Jefe de Estado por Chubut en medio de incendios crecientes y devastadores y con el distrito partido por una polémica ley para habilitar la minería en Chubut. La culpa de que Arcioni haya ido donde no debía ir es de su principal aliado en el oficialismo, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.
Renunció al Gabinete quien lideraba el ministerio de Justicia, Marcela Losardo, tal vez la mejor amiga de su jefe. La reemplazo un diputado ultra cristinista. “Se terminó el tiempo de la dulzura (con la Justicia)”, festeja el diputado oficialista de La Cámpora ante la dimisión de la oficialista Losardo y el anuncio de su reemplazo, el legislador antes mencionado, Martín Soria.
“Soria es una persona violenta e incapaz de generar un diálogo positivo”, critica al nuevo ministro el senador oficialista de Río Negro, Alberto Weretilneck.
El ex ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, explotó de furia contra Soria: “El mérito de Martín Soria para ser Ministro de Justicia sería que es anti kirchnerista, según Alberto Fernández, el silencio compañeros se transformará en complicidad”, difundió en Twitter, rabioso.
Soria es ministro de Justicia aunque aun no asumió porque primero debe renunciar a su banca de diputado nacional.
Habló un exvice y exministro de Economía de Cristina Fernández. Analizó así lo que pasa en el Palacio de Hacienda:
“Qué hace el ministro hoy en Estados Unidos? Está intentando un acuerdo que nos va a hundir”. El que pegó de ese modo, y más también, fue Amado Boudou, preso en su casa en la que cumple arresto por haber sido condenado en un caso de corrupción.
Coinciden con él otros oficialistas más o menos destacados que participaban del mismo debate vía Zoom.
Una de las principales voceras informales de la vice, dirigente de gran simbolismo para el oficialismo como lo es la titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, le habló en febrero al líder del oficialismo, el Presidente, así: “Es como una chica con muchos novios, les dice que sí a todos”. Y pegó más: “”No es posible que le diga que sí a los que no quieren pagar retenciones. No es posible que le diga que sí a los supermercados, cuando no quieren poner precios máximos. El nombre que le inventó ahora es precios cuidados. ¿Qué significa precios cuidados si no son máximos? ¿Cuidados para quién? No para nosotros”.
La misma Hebe de Bonafini, Boudou, la ex dirigente social Milagro Sala, entre muchos otros, fulminan a Alberto Fernández a quien acusan de permitir que en el país haya “presos políticos” (muchos se califican a sí mismos de ese modo). De haber presos políticos, se trataría de una denuncia de extrema gravedad institucional.
El jefe de bloque de diputados K, el hijo de la vice, Máximo Kirchner, sorprendió pidiendo a los jefes del PJ bonaerense exigiendo asumir la Presidencia de ese partido en Buenos Aires. Hubo combate interno con varios alcaldes peronistas del distrito en el que Kirchner hijo milita hace muy poco y en el que nunca ganó una elección liderando él una boleta en comicios en la provincia. Terminó imponiendo su voluntad, aunque con desconfianza total con los intendentes del PJ más poderosos del territorio y con un cronograma de asunción al frente del Justicialismo de Buenos Aires al que le faltan varios meses para cumplirse. Quien más resistencia le impuso a Kirchner, buscando incluso impugnar su toma del PJ bonaerense en los tribunales electorales fue el jefe comunal de Esteban Echeverría, Fernando Gray.
Un vocero brutal del “cristinismo” es Luis D’Elía. Siempre lo fue. Hace pocas semanas se quejó del Presidente porque no “persigue” a la oligarquía a “latigazos”, y analizó que el Presidente de la vice Cristina podría terminar su mandato… como Fernando de la Rúa: “El peligro es que Alberto se ‘delarruice’ y nos lleve al fracaso a todo un pueblo”.
Las internas del Frente de Todos son cada vez más, y entre diferentes sectores, y son además casa vez más públicas.
Los principales opositores que tiene el oficialismo, los críticos más brutales, se encuentran del propio oficialismo. Y no en la oposición.
¿Cómo seguirán estás peleas internas?
Los más importantes dirigentes oficialistas, y también los oficialistas/opositores, admiten en consultas informales que todo puede pasar en una coalición de Gobierno unida contra el espanto: Macri y la posibilidad de perder en el poder en el 2019 como le había pasado al PJ en el 2015.