Los ‘80 están de moda: por la inflación descontrolada, Sergio Massa impulsa un plan de estabilización. Por Sergio Berensztein

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    En el mundo están releyendo esta década porque fue la última vez en la que hubo un esfuerzo coordinado y consistente en controlar los precios.

    Cada tanto nos concentramos en revisar experiencias históricas particulares. Nos sucede en términos personales, pero también las sociedades atraviesan por estos procesos de retrospección que nacen de la necesidad de ver qué ocurrió entonces para entender mejor el presente.

    Con la pandemia por COVID-19, por ejemplo, abundaron las relecturas sobre la Gripe Española (1918), por eso muchos esperaban que luego del coronavirus vendría una etapa de expansión económica, e incluso un crecimiento exponencial de la cultura y el arte, como ocurrió en la década del ‘20 del siglo pasado.

    Pero la historia no siempre se repite. En distinto momento se recurrió a los ‘60, una década repleta de conflictos y un punto de inflexión en términos sociales, ya que vio el surgir de los jóvenes como actor autónomo. Charly García sostenía que “los Beatles inventaron la juventud”.

    Ahora es el turno de los ‘80, particularmente en la Argentina, pero no únicamente. En el mundo están releyendo esta década porque fue la última vez que hubo un esfuerzo coordinado y consistente en bajar la inflación.

    En 1980, la inflación anual en Estados Unidos llegaba al 13%. En enero del año siguiente, llegó a la presidencia Ronald Reagan, que con una férrea política económica logró reducirla: fue del 10% en 1981 y continuó descendiendo durante el resto de la década. Junto con los Estados Unidos, todas las naciones del mundo fueron resolviendo la inflación y solo quedamos algunos pocos países sufriendo este problema anacrónico. De hecho, Argentina tuvo que atravesar momentos con la inflación fuera de control: no solo en la híper de fines de los ‘80, sino también ahora con una tasa anual de aproximadamente el 100%.

    En el mundo el problema se resolvió con los Bancos Centrales asumiendo un rol distinto, con autonomía respecto de los gobiernos, aunque coordinando con estos la política fiscal para bajar el gasto e, inevitablemente, con fuertes subas de las tasas de interés. Estas herramientas permitieron que la inflación desapareciera y entre comienzos de los ‘90 y estos últimos años hemos vivido treinta años con niveles de precios estables. Algunos economistas creían, incluso, que el mundo ya había aprendido a vencer la inflación y, por lo tanto, no hacía falta enseñarla en las escuelas.

    Pero ahora la inflación regresó y se observa en retrospectiva lo que hizo la FED en su momento: subió la tasa de interés y lanzó a la economía global a una profunda recesión. Varios gobiernos debieron enfrentar derrotas electorales como consecuencia, pero finalmente se domó a la bestia. ¿Es posible que la historia se repita? El mercado está esperando que la Reserva Federal continúe con su política de aumento de tasas y el FMI advierte por una ralentización del crecimiento el año próximo. “Lo peor está por venir y para muchas personas 2023 se sentirá como una recesión”, afirmó el martes Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del Fondo.

    Los argentinos también estamos releyendo los ‘80, pero bajo nuestro propio prisma. En los últimos días comenzó a hablarse de la posibilidad de que Sergio Massa impulse un plan de estabilización para bajar la inflación (hay rumores incluso de un inminente congelamiento de precios y salarios). La década en cuestión nos deja un antecedente concreto. En 1985, Alfonsín permitió que un grupo de economistas liderado por el ministro Juan Sourrouille implementara el Plan Austral, el cual fue exitoso en desacelerar la rápidamente inflación sin frenar el crecimiento. Como consecuencia, el radicalismo logró en las elecciones legislativas de ese año un buen resultado, venciendo al peronismo a nivel nacional (es decir, los ‘80 también nos enseñan que reducir la inflación sirve para ganar elecciones).

    El gobierno argentino de Alfonsín, sin embargo, se quedó con las mieles del corto plazo, sin realizar las reformas estructurales que permitieran consolidar la estabilización económica. Para 1988, el Plan Austral había mostrado sus límites y con el fracaso del Plan Primavera terminó de derrumbarse, lo que derivó en la hiperinflación. A pesar de esto, aquella experiencia resulta muy interesante, especialmente para comprender los aciertos y los errores.

    El año pasado, el sociólogo Juan Carlos Torre, que formó parte del equipo de Sourrouille, publicó un interesante libro titulado Diario de una temporada en el quinto piso, que se leyó mucho entre la dirigencia política, social y empresarial. Torre tenía un rol menor en el ministerio de Economía, aunque esto le permitió ser un observador privilegiado de lo que estaba ocurriendo. Este libro repasa muchos de estos aciertos y errores, pero también menciona los obstáculos y conflictos que aparecen al implementar un proyecto de estas características.

    Pero no solo Torre, la inflación descontrolada y la cuestión de la eventual estabilización cooperan para que los ‘80 pasen a estar de moda, también el cine está cumpliendo un rol destacado, con la película Argentina, 1985 siendo un rotundo éxito de taquilla. El film, dirigido por Santiago Mitre y protagonizado por Ricardo Darín y Peter Lanzani, trata sobre el Juicio a las Juntas: un hecho del que los argentinos podemos estar orgullosos. Fue algo inédito en el mundo, ya que se trató de la primera vez en la historia que una democracia juzgó a un gobierno de facto por violaciones a los derechos humanos.

    Lamentablemente, releyendo la historia también descubrimos que aquel hito no sirvió para cerrar una etapa y mirar hacia adelante. Hubo una marcha atrás con los indultos de Carlos Menem en los ‘90, seguidos por los juicios de la verdad sin consecuencias penales y, más tarde, la reapertura de los procesos judiciales durante la presidencia de Néstor Kirchner. Hasta hoy tenemos una herida en la sociedad que no ha cerrado y el país no logró, a pesar de los juicios de 1985, superar esa difícil etapa.

    Por todo esto los ‘80 están de moda, en el mundo por cosas que se hicieron bien, aunque dolieron, en Argentina por eventos que parecían exitosos en un comienzo, aunque al final la historia nos demostró que no lograron su cometido.

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