Encabezará la lista de diputados nacionales de la Provincia de Buenos Aires por el espacio de Daniel Scioli.
En un abrir y cerrar de ojos se puede hacer un borrón y cuenta nueva tranquilamente como si nada hubiese ocurrido. Algo así demuestra Hugo Moyano en su vida cotidiana. Pasó de ser odiado, repudiado y a irse de Independiente –literalmente- por la puerta de atrás en un auto con custodia a ser el primer precandidato a diputado nacional de Daniel Scioli por la provincia de Buenos Aires. No hay punto medio.
En julio del 2014 comenzó lo que se llamó la “Era Moyano” en Independiente. Un club que venía de jugar el Nacional B y que buscaba un cambio de aire a través de las elecciones con un presidente que ponga al club nuevamente en la cima como lo marca su historia de vida. Pero después de años en los que las cosas se hicieron bien y hasta el equipo de Avellaneda se consagró campeón de la Copa Sudamericana, llegó el momento de la reelección.
En diciembre del 2017, ganó las elecciones con récord absoluto teniendo el 93% del padrón, siendo así la elección más contundente en la historia del club. Pero, cuando todos creían que era lo que mejor podían hacer, empezó la debacle institucional. Al año siguiente, Hugo tomó la decisión de empezar a dedicarse y centrarse más en la política nacional sin renunciar a su puesto. Es decir, su firma de presidente se hacía presente, pero su figura no estaba dentro del club.
Entonces, aun con su firma presente, tomó la opción de dejar el club en manos de quienes trabajaban con él, los cuales pocas ideas tenían de cómo manejar una institución de tal grandeza. Contratos multimillonarios, jugadores resignados, arreglos a pagar en futuro y diversos fallos que culminaron en un quiebre total en la relación entre los simpatizantes y el presidente de la institución.
La mayor diferencia que se encontraron fue que en el primer discurso que dio Moyano cuando salió victorioso de las elecciones, lo hizo bajo el lema de “refundar el club” después de un descenso, problemáticas y un lavado de dinero masivo que hicieron los dirigentes anteriores. Pero lejos de cumplir con su prometido, el ahora ex presidente culminó su etapa en el equipo de Avellaneda siendo repudiado por los hinchas, con un juicio y una colecta para que el club no desaparezca.
