Se probó que los condenados, en su mayoría familiares, pasaban el estupefaciente en mochilas por un sendero entre las localidades de La Quiaca y Villazón. La sentencia incluye penas de 3 a 6 años de prisión, y el decomiso de casi medio millón de pesos, de una camioneta, de dos automóviles y de un camión.
En una audiencia de Control de Acusación, celebrada el 31 de julio pasado, la jueza de Revisión de Salta, Mariana Catalano, condenó en el marco de un juicio abreviado a José Luis Tolaba; a su pareja, Norma Colqui; y a su hijo Axel, a seis, tres y cuatro años de prisión por el delito de transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes, en calidad de coautor y partícipe secundarios respectivamente.
En el mismo proceso fueron condenados a seis años de prisión Miltón Agustín y Rafael Acho por el mismo delito y participación, aunque, en el caso de Acho, lo fue en concurso real con resistencia a la autoridad.
En materia de decomiso, y como parte del acuerdo, se habilitó al Ministerio Público Fiscal para que confisque una suma de 485.110 pesos, un rifle calibre 22, numerosos teléfonos celulares, una camioneta Volkswagen Amarok, dos autos (VW Cross Fox y Ford Eco Sport) y un camión Ford Cargo.

El fiscal expuso que la pesquisa surgió del desglose de una causa que se llevaba adelante en el Juzgado de Garantías 2, de la justicia provincial, en la que se investigaba una red de bocas de expendios de drogas a nivel local.
La fiscalía describió que el paso de la cocaína se hacía en mochilas que uno de los miembros de la organización cargaba de un lado a otro en bicicleta, pues el paso fronterizo utilizado es un sendero que se recorre a pie o en esa clase de rodado.
Citó al respecto un reporte de la División de Investigaciones Complejas contra la Narcocriminalidad (DICON) de la Policía de Salta que hacía referencia a un grupo de personas que desarrollaba actividades de narcotráfico en la localidad jujeña de La Quiaca, que fue el disparador del caso judicial.
Añadió que, en función de ello, y a raíz de tareas de campo e inteligencia, entre junio y julio del año pasado se identificó a algunos sospechosos, por lo que se iniciaron intervenciones telefónicas, que fueron autorizadas por la jueza federal de Garantías N°2, Mariela Giménez, quien declaró el caso como un “proceso complejo” y dispuso la extensión de la jurisdicción hasta Jujuy, a fin de seguir con las tareas investigativas.
La fiscalía indicó que más tarde, el 25 de agosto, fue identificado José Luis Tolaba, su mujer y su hijo, para posteriormente llegar a Calle Condori, ciudadano de origen boliviano, quien aparecía como el proveedor de la droga. Esto se estableció, entre otras pruebas, con un mensaje enviado por Axel Tolaba, en el que pedía: “che, amigo, hacé que calce las 50 camisetas en esas dos mochilas” (sic).
La mención de esta prenda representaba la cantidad de paquetes de cocaína, droga que cruzaba desde Bolivia a territorio nacional a través de un paso no habilitado conocido como Matadero, ubicado entre las localidades fronterizas de La Quiaca y Villazón, de Argentina y Bolivia, respectivamente.
La fiscalía describió que el paso de la cocaína, según surge de la investigación, se hacía en mochilas que Axel Tolaba cargaba de un lado a otro en bicicleta, pues el paso utilizado es un sendero que se recorre a pie o en esa clase de rodado. A modo de apoyo, Colque, su madre y MHG se instalaban en el lugar para dar alerta si aparecían efectivos de la Gendarmería Nacional.
Logística
El 3 de marzo pasado los investigadores que seguían todos los movimientos de los acusados documentaron un llamado de Calle Condori a José Tolaba, porque el que solicitó que Axel fuera a “la cancha”. Más tarde, Axel se comunicó con el proveedor, quien le dijo que fuera “con su bicicleta para hacer una carrerita con la bici con todo”.
Instalados en Matadero, paso ilegal hacia Villazón, agentes de la Policía de Salta se apostaron en la zona desde donde vieron cómo se hacía el paso de la droga, tanto a cargo de Axel Tolaba como de otro ciclista. Apenas entró en Argentina, el tóxico fue recogido en el automóvil Ford Eco Sport. El vehículo luego se dirigió a la casa de la familia Tolaba, en la calle Ejército del Norte al 200. Posteriormente fue acopiado en una finca que la familia alquilaba en la localidad jujeña de Alto Comedero, donde se dedica a la cría de llamas.
De acuerdo con la investigación, la logística desplegada por la organización incluyó teléfonos celulares “operativos”, utilizados de forma exclusiva para los asuntos vinculados a las actividades de narcotráfico.
El 5 de marzo la Policía concentró su trabajo sobre la finca ubicada en Alto Comedero, pues de las escuchas telefónicas surgió que Calle Condori se iba a presentar para “buscar el alquiler”, en alusión a la droga que habían pasado desde Bolivia.