El hombre asesinado en Recoleta por un sicario tenía un pedido de captura por un crimen narco en Pilar

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A Fabián Stumr lo mataron por la espalda frente a un kiosco, ubicado en Paraguay al 2900, este jueves por la madrugada. Estaba prófugo por el homicidio de un ciudadano uruguayo de 36 años que decía llamarse Marcelo González y al que le dispararon 10 tiros desde un Jeep Renegade negro.

Fabián Sturm Gardon, el hombre asesinado por un sicario en el barrio porteño de Recoleta, era buscado por la Justicia por el homicidio de un ciudadano uruguayo de 36 años ocurrido a mediados de octubre en Pilar, en un crimen con todos los condimentos de un ajuste de cuentas narco que destapó una trama de traiciones y elevó la sospecha sobre la injerencia de las organizaciones criminales de Rosario en esa zona del norte del Conurbano.

Incluso, el padre de Sturm está preso por el ajuste de cuentas narco de Pilar que investiga la fiscal Marcela Semería, del departamento judicial de San Isidro, en un caso donde los investigadores encontraron a los pies de la víctima casi 700 mil dólares y, en su casa de un barrio semicerrado de la zona, varios DNI truchos y un cuarto acondicionado para el corte de cocaína a escalas superiores de las que se suele ver en ese distrito.

La víctima del ajuste narco en Pilar fue un ciudadano uruguayo de 36 años que decía llamarse Marcelo González y al que le dispararon 10 tiros desde un Jeep Renegade negro.

Enseguida, los investigadores anclaron ese crimen a otro ataque ocurrido 17 días antes del homicidio de González en Pilar: el objetivo había sido otro hombre nacido en Uruguay, quien resultó ileso tras la ráfaga de 17 balazos. Era Sturm.

Venganza narco en Pilar: el video del primer ataque a balazos a Sturm

La trama de crímenes comenzó el 25 de septiembre pasado a las 22.38 en la calle Camelias al 2300, también en Pilar. A Sturm le dispararon cuando llegaba a su casa a bordo de su BMW último modelo negro. Como se ve en las imágenes que ilustran esta nota, no bien se bajó del coche, frenó una camioneta Jeep Renegade negra sin patente. El que iba como acompañante, y que vestía un buzo rojo con capucha, se descendió arma en mano: una pistola calibre 9 milímetros.

 “Dame las llaves del auto”, le gritó y la víctima empezó a correr para la esquina. El delincuente lo siguió a puro balazo sin suerte, hasta que se subió al coche en el que había llegado y se fue. Sturm, que había esquivado cada uno de los tiros, regresó ileso a su casa y encontró la puerta con la cerradura forzada. Le habían robado un bolso negro con un millón de pesos que guardaba en la habitación.

Los peritos de la Policía Científica de la Bonaerense levantarían en la escena del hecho 17 vainas servidas calibre 9 milímetros.

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