Casi 25 mil médicos y enfermeros contagiados: “Estamos con estrés y cansancio y la gente sale a la calle como si nada”

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Según datos del Ministerio de Salud, hay 24.628 trabajadores de la salud contagiados de COVID-19. Las historias de Juan, Viviana, Mario y Selma, que murieron en la última semana.

Juan Lobel tenía 47 años, cuatro hijos, trabajaba desde hace tres años en el SAME y el sábado murió por coronavirus tras ocho semanas internado en el Sanatorio Güemes. Sus compañeros y el propio jefe del servicio de emergencias porteño, Alberto Crescenti, le hicieron un emotivo homenaje el domingo frente al Obelisco.

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Juan Lobel tenía 47 años y fue el primer médico del SAME fallecido por Covid-19

Viviana Laura, de 37, era la jefa de Enfermería de la Clínica Santa Clara, de Godoy Cruz, provincia de Mendoza. Murió el lunes pasado y sus compañeros le rindieron homenaje en las puertas del sanatorio donde se encontraba internada. En las imágenes se observa a decenas de médicos y enfermeros aplaudiendo mientras una ambulancia se marcha con el cuerpo

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Viviana Laura era médica de Mendoza. Tenía 37 años y falleció la semana pasada.

Con horas de diferencia, la semana pasada murieron el traumatólogo Mario Villareal, de 35 años, y su compañera, la pediatra Selma Gutiérrez López, ambos del Hospital Municipal Eva Perón, de Merlo. Gutiérrez López estuvo tres semanas internada y su cuadro se había agravado en los últimos días, como consecuencia de una serie de problemas respiratorios.

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Selma Gutiérrez López y Mario Villareal eran médicos del Hospital de Merlo. Murieron la semana pasada.

Según datos oficiales confirmados a BigBang por el Ministerio de Salud, hasta este lunes por la tarde había 24.628 contagios confirmados entre trabajadores sanitarios desde que se desató la pandemia de coronavirus en marzo pasado. La cifra es un 30 por ciento más alta que hace dos semanas, cuando este medio publicó que había 18.900 contagios entre los profesionales de la salud en todo el país.

Sólo en la provincia de Buenos Aires ya hubo 58 fallecidos entre el personal sanitario y de acuerdo a un relevamiento de la Federación de Profesionales de la Salud de la Argentina (Fesprosa) a nivel nacional suman más de 80 las muertes por COVID-19 entre médicos y enfermeras.

Aunque el porcentaje de contagios entre profesionales de la salud (médicos, enfermeras, camilleros, ambulancieros, personal administrativo de hospitales y clínicas) se mantiene en torno a entre el seis y el siete por ciento del total de los casos confirmados de coronavirus. La situación más compleja se observa en el área metropolitana de Buenos Aires y desde Fesprosa alertaron por los niveles de agotamiento y estrés de los trabajadores del sistema sanitario, que desde hace seis meses están al frente de la lucha contra el COVID19.

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“El laburante de la salud tiene pluriempleo, dos o tres trabajos, hay momentos de estrés al vestirse y desvestirse con el equipo de protección personal, hay mucho cansancio porque muchos no tuvieron vacaciones ni pudieron tomarse licencias”, describió a BigBang Javier Maroni, director del Hospital Provincial Evita, de Lanús. “Uno sale del hospital después de estar muchas horas atendiendo pacientes y observa a la gente en la calle como si nada, es un poco esquizofrénico”, agregó.

A las largas y extenuantes guardias de 24 horas se suman algunos elementos cruciales que aumentan el riesgo de los contagios, desde movilizarse en transporte público hasta ir de un trabajo a otro. Es habitual que un enfermero que trabaja en un hospital cuando termina su horario cumpla más horas en una clínica o un geriátrico. Lo mismo con los médicos, que tienen horas en hospitales, sanatorios y su propio consultorio.

“Un momento de mucho riesgo – describe Maroni – está al cambiarse el equipo de protección: una cosa es hacerlo tres o cuatro veces y otra hacerlo veinte o treinta. Quitarse y ponerse el barbijo, antiparras, el camisolín, los tres guantes, las botas y las cofias. Y una cosa es hacerlo a las cuatro de la tarde cuando empieza el turno y otra a las tres de la mañana, con más cansancio”.

La titular de Fesprosa, María Fernanda Bariotti, describió como “preocupante” el desgaste al que llegaron desde hace varias semanas los trabajadores del sistema sanitario. “No se trata de tener equipos de protección adecuados en cantidad y calidad, sino que la salud psíquica se ve afectada”, señaló. Bariotti detalló que si bien en los primeros meses no había una gran cantidad de contagios, la tarea de los profesionales de la salud nunca dejó de ser ardua.

“A esto se le suman las condiciones de trabajo, entre ellas el salario: la mayoría de los trabajadores tienen sueldos de 2019. El pluriempleo, con este cansancio y esta exposición, es un factor fundamental cuando nos preguntamos por qué se contagian los trabajadores de la salud”, agregó Bariotti.

VEMOS UNA FALTA DE RESPONSABILIDAD QUE ALARMA”

Maroni recordó que en el Hospital Evita hubo un supervisor de Enfermería que falleció por coronavirus y otros siete médicos internados, cuatro de ellos en terapia intensiva y en grave estado por haber contraído el virus. En estos meses se atendieron en ese hospital alrededor de 400 trabajadores del sistema sanitario que se contagiaron de COVID.

Algo similar ocurrió en el Hospital Posadas, donde según detalló Bariotti se llegó a tener al 30 por ciento de la planta de trabajadores “fuera de circuito”, ya sea por casos confirmados o aislados que eran “sospechosos” por haber mantenido contacto estrecho.

“Estamos preocupados, vemos una falta de responsabilidad individual que alarma”, se sinceró Maroni, quien aclaró: “Tenemos un aumento de infectados por día que es notable, muy significativo, y por más que uno ponga ocho mil camas de terapia nunca van a alcanzar porque siempre hay más contagios, más internados y más fallecidos”. “Uno se siente mal cuando ve que nuestros compañeros se enferman, son internados y se mueren, y al mismo tiempo ves que parte de la comunidad no comprende la importancia de cumplir las recomendaciones”, sostuvo Maroni.

Bariotti, por su parte, pidió a la población que entienda que es necesario seguir cuidándose, y remarcó: “La idea de ‘no pasa nada’ no es así, algunos pueden tener la enfermedad sin síntomas, pero para un trabajador de la salud tener que elegir a quién se le da una cama es dramático”.

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