Coronavirus: Argentina, al tope mundial de casos en terapia intensiva y la verdadera curva nacional

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Hay 3.093 enfermos internados por coronavirus en unidades de alta complejidad. Es el país con más pacientes críticos en relación a su población. Además, cómo es el ranking de “densidad Covid” por provincia.

El último parte vespertino del Ministerio de Salud de la Nación mostró un dato hasta ahora inédito: la cantidad de pacientes en terapia intensiva por coronavirus pegó un salto de 213 casos en un solo día y llegó a 3.093 camas ocupadas. Esto ubica a la Argentina como la nación con más enfermos críticos del mundo por cantidad de habitantes. En números absolutos la superan Estados Unidos, India, Brasil e Irán, pero en términos relativos nuestro país está por encima.

Esto tiene su explicación: es el momento en que la segunda de las tres curvas de la pandemia -cuya lógica funciona como si fuesen tres olas- empieza a subir con más fuerza. Primero sube la curva de casos, parte de los cuales van alimentando la segunda curva, que son las Unidades de Terapia Intensiva (UTI). En unos días, en efecto cascada, los pacientes que no logren recuperarse harán trepar la curva de muertes.

Esto no necesariamente quiere decir que los hospitales estén saturados o al borde del colapso. Algunos lo están más que otros, pero el promedio sigue estable. El nivel de camas ocupadas en el AMBA aún no llega al 70 por ciento, mientras que en el ámbito nacional se mantiene apenas por encima del 60 por ciento. Esto significa que hay menos internados por otras patologías.

Ese cuadro de situación coincide con una estabilización de los nuevos casos de coronavirus en la provincia de Buenos Aires. Durante la última semana el distrito gobernado por Axel Kicillof tuvo un promedio diario de 5.827 contagios. Por su parte, la Ciudad sigue sin sobresaltos, con un promedio de 1.216 infectados cada 24 horas. El Interior, en cambio, se dispara: ha tenido una media de 2.900 casos por día y ya representa el 30 por ciento del total de nuevos casos en el país.

Hay una sensación térmica del coronavirus, en base a los partes diarios del Ministerio de Salud, y a la vez una temperatura real, que es la “densidad del Covid”: las provincias más infectadas son las que acumularon una mayor cantidad de casos por habitantes. En esa relación, la densidad porteña manda y es casi el doble que la bonaerense: 3,55 por ciento (siempre según lo registrado) contra el 1,84 de la Provincia.

Son los únicos dos distritos en los que el volumen de casos coincide con la densidad. Eso, al mismo tiempo, poco a poco proporciona una creciente “inmunidad” a sus habitantes cuando los recuperados generan anticuerpos. Debe considerarse, además, que existe una proyección de casos no registrada, a cada lado de la General Paz, que amplifica los índices de contagiados y recuperados. Aún no se sabe a ciencia cierta de cuánto es esa diferencia.

El fenómeno tiene dos caras. Por un lado, más infectados por habitante. Por otro, más recuperados. En la medida que esos mismos recuperados sean los que sigan circulando en el día a día, la posibilidad de contagiarse será cada vez menor. Así es como la epidemia empieza a debilitarse y sobreviene el descenso de la ladera, luego de atravesar el pico.

Esa lógica se ha dado así en todo el mundo. Llegada cierta instancia, con un caudal determinado de casos (con matices según cada nación), la curva empezó a bajar. Lo que hubo, no obstante, fueron rebrotes en sitios más bien vírgenes de Covid, donde el virus no abandona su incansable búsqueda de terreno fértil para avanzar sin obstáculos. De todos modos, esas segundas olas no se comparan en magnitud con la tragedia de las primeras. Al menos, en lo demostrado hasta ahora.

Por debajo de los dos mayores territorios argentinos, que mueven la curva nacional desde el AMBA, el verdadero mapa del coronavirus -su densidad por habitantes- es diferente de lo que muestran los informes oficiales cotidianos. Es poner los contagios en contexto. Por ejemplo: si bien en cifras absolutas hay una gran distancia entre la cantidad de casos de Jujuy y Tierra del Fuego, parece una ironía que los dos extremos del país tengan la misma “densidad Covid” por habitante: 1,52 por ciento.

A estas dos provincias les sigue Río Negro, con el 1,12 por ciento. En total, son apenas cinco los distritos que hoy acumulan más del uno por ciento de sus poblaciones infectadas de coronavirus. El sexto puesto lo ocupa Santa Cruz, que con una población de 365 mil habitantes posee una proporción de contagiados del 0,75 por ciento. Esto es más que Mendoza, Córdoba y Santa Fe, que en los últimos días fueron las provincias que más contagios sumaron. Sin embargo, sus “densidades Covid” son 0,66; 0,47 y 0,36 por ciento respectivamente.

Un caso testigo es Salta, que ha vuelto a la fase 1 de la cuarentena a partir de un incremento en la circulación del virus, lo que incluso derivó en la renuncia de la ministra de Salud. Sin embargo, tiene apenas el 0,43 por ciento de su población contagiada, lo que la ubica en el puesto 12°. En algunas provincias chicas, una suba brusca de casos en poco tiempo -aunque no sea un gran número- puede derivar en un colapso por lo limitado de la capacidad sanitaria instalada.

Formosa, Catamarca y Misiones ocupan, en ese orden, los últimos tres puestos del país como las provincias con menor proporción de casos de coronavirus: 0,03; 0,02 y 0,01 por ciento respectivamente. Esto, otra vez, tiene doble lectura: baja incidencia de la pandemia hoy, lo que alivia al sistema de salud. Pero, al mismo tiempo, una alta susceptibilidad a futuro en el ancho mar de la pandemia.

Teniendo en cuenta la heterogeneidad de los diferentes escenarios argentinos, existe un abismo entre el distrito más colonizado por el coronavirus y el que menos lo está: en la Capital Federal hay un contagiado cada 28 habitantes; en Misiones, uno cada 19.404. El promedio país es hoy de un infectado cada 84 personas, lo que implica un índice nacional del 1,18 por ciento.

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