La mujer que cambió su vida, bajó 30 kilos en un año y se convirtió en fisicoculturista

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Carla Crocco llevaba una dieta poco saludable y llegó a pesar 90 kilos. A los 29 años cambió sus hábitos y se enganchó en el gimnasio. En poco tiempo, ya se subió tres veces al podio en la categoría bikini wellness.

La foto que abre esta nota aparece una sola chica, pese a que parecen personas muy diferentes. En una Carla tiene sobrepeso y la de la izquierda, la misma persona muestra su transformación que sucedió en apenas un año. Aunque parezca increíble es la misma persona, los tatuajes de sus brazos quedan como documento de que no miente. Que su cambio fue real.

Desde chica Carla Crocco siempre tuvo sobrepeso. “Era la gordita del grupo”, recuerda la joven en diálogo con Infobae. También su familia usaba el diminutivo para llamarla. Quizás pensaban que de esa manera no era agresivo.

A los 12 años se le declaró a un chico con una carta en la que le confesaba su amor. La respuesta fue muy dura. “No me gustas, sos gorda”, le dijo mientras hacía un bollo con el papel que tenía unos corazones rojos en los márgenes del texto. Nunca más lo vio a Jorge y asegura que no tuvo intenciones de buscarlo en Facebook. “Yo ya estoy en otra cosa”, afirma la joven.

La vida de Carla siguió y ya en la adolescencia no se dejó pisotear más por la discriminación. A los 17 años estaba bailando con amigas en un boliche y se le acercó un joven a hablarle al oído. “Le dije con cortesía que prefería quedarme con mis amigas –relata la chica que recuerda cada segundo de esa noche-. El pibe me replicó que si me hubiera traído un sándwich seguro ´agarraba viaje´”. La chica le respondió y lo dejó mudo, mientras sonaba la música de fondo.

El inicio del cambio

Estos dos momentos de su vida la marcaron a fuego. Carla se tuvo que hacer fuerte para bancar la discriminación de la sociedad. El tiempo pasó y a los 29 años, la joven sintió que había tocado fondo. “Pesaba 90 kilos y llevaba una vida muy poco saludable –explica durante la charla con Infobae-. Tenía riesgo de hipertensión y diabetes. No solo era una cuestión de verse mejor en el espejo”.

Carla empezó a buscar un cambio en su vida. No le gustaba ir al gimnasio pero se lo impuso como rutina. Buscaba cada clase que pudiera darle un día más de actividad para bajar de peso. Pasó por el step y la zumba. Se fue enganchando y en un año logró bajar 30 kilos. Uno de sus secretos fue dejar de comer azúcar refinada y alimentos procesados. La base de su alimentación eran las carnes magras, legumbres, frutas y verduras.

Ya no tenía sobrepeso y el gimnasio la había enganchado a niveles que nunca pensó que le sucedería. “Empecé con los aparatos y me gustó mucho. Cada vez usaba más peso y se me iban tonificando los músculos –recuerda Carla-. Y de a poco me copé con el fisicoculturismo como disciplina”.

Cambio de hábitos

En la actualidad, entrena cinco veces por semana y luce un físico que sorprende a cualquiera que la ve en el gimnasio con sus músculos marcados. Eso no fue de un día para el otro. Tras bajar de peso, fueron 3 años de entrenamiento para llegar a este momento. Carla cambió su dieta en forma radical. Come muchísimas proteínas. “En época de competencia hago lo que se llama una dieta limpia. Pollo, claras de huevo y suplementos. Este deporte es muy preciso. Cada desarreglo que haga se siente luego en el entrenamiento y en el resultado final”.

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