Arde la interna en JxC.  Por Luciana Geuna

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    En Juntos por el Cambio no hay manera de ponerse de acuerdo. El jefe de Gobierno porteño está aliviado después de muchos días de extrema tensión y las negociaciones para compartir la sede de campaña están cada día más complicadas.

     “Están todos ciegos. Caminan sin ver. Nadie sabe cómo termina esto”. El que habla es un dirigente que trata de no salir quemado en la batalla incineradora de Juntos por el Cambio.

    Después de Santa Fe, todos creen que lo ideal es la paz pero no llega. Cuando faltan tres semanas para las elecciones, ya hay tensión hasta por el centro de campaña de las PASO. Mauricio Macri, desde el exterior, bajó la orden de que sea unificado. Hay tres personas sentadas a esa mesa de decisión: Fernando De Andreis, por los Macri; Juan Pablo Arenaza, por Patricia; y Federico Di Benedetto, por Larreta.

    En JxC, no hay manera de ponerse de acuerdo

    “Somos como hijos de padres separados. Esperamos que papá y mamá se pongan de acuerdo para organizar las fiestas, pero todavía es difícil”, dice un armador porteño. “Tenemos la esperanza de pasar Navidad y Año Nuevo juntos”.

    Hay operadores muy experimentados que en la división de bandos se quedaron a un costado y no juegan ni por Horacio ni por Patricia porque solo esperan juntar los pedazos el 14 de agosto: “Quiero guardarme solo para ser un puente porque está todo roto”, reconoce un dirigente de profunda experiencia en armados políticos bonaerenses.

    La tensión crece si la expectativa sube

    Después del triunfo en Santa Fe, hay dentro de JxC un clima de efervescencia porque entienden que a Sergio Massa la coyuntura lo está complicando demasiado. La negociación compleja con el Fondo, la tensión del dólar y los resultados en las provincias mejoraron el ánimo en la oposición que, cuando vio salir al ministro de Economía a la campaña, temieron lo peor.

    Son fotos momentáneas que pueden cambiar en un segundo, pero esa expectativa refuerza la interna. El ganador de la contienda, se envalentonan, tiene ganada la Presidencia. Más confiado por el resultado final, Mauricio Macri parece decidido a no pronunciarse a favor de nadie con este escenario. Le había dicho a un integrante central de las listas de Patricia que podría torcer esa decisión en la última semana de campaña pero a esta hora, su posición es mantener esa neutralidad pública.

    Volverá al país la semana que viene y se sentará a ver el ganador. Su mensaje es que haya paz. Estas tres semanas son cruciales. Pero adentro de la interna entre Horacio y Patricia, esa misión parece inalcanzable. Hacia afuera, este domingo compartirán una escena trascendente: la elección municipal de Córdoba capital, donde todos apoyan a Rodrigo de Loredo.

    Bullrich y Larreta confirmaron que viajan pero no hay nada más lejos que aquella foto en que Larreta le robó un beso a su competidora. Nadie apuesta demasiado a lograr una foto de “unidad” aunque compartan escenario.

    Horacio Rodríguez Larreta está aliviado después de muchos días de extrema tensión

    El martes, voló a Salta y Jujuy donde lo esperaba Gerardo Morales en el día de su cumpleaños. En el avión, le costaba hablar de otro tema que no fuera Santa Fe: la elección que le dio aire y expectativa. Una de las personas más centrales de su estrategia de campaña venía durmiendo dos horas por día no tanto por el volumen de trabajo como por el agobio que le produce el resultado del tracking semanal de encuestas que lleva adelante el equipo de Larreta.

    En los últimos días, volvió a dormir mejor. Las campañas están llenas de atmósferas temporales que se sostienen en movimientos de encuestas y en conversaciones de micromundo. En la mesa chica de Larreta están convencidos de que si no cometen errores en las próximas tres semanas, el aire está soplando a su favor. Los argumentos son volátiles, pero se pueden enumerar algunos:

    Ya tienen medido que cuando se pelean con Macri (Mauricio), pierden.

    Ahora están decididos a hablar de paz. Creen que finalmente encontraron su diferenciador con Bullrich. Hablar de paz y que ella se exponga en los extremos.

    Todo lo que pasó en Santa Fe es su mayor cambio de aire.

    Ver a Bullrich a la defensiva es el otro elemento.

    En el armado de Patricia, hay preocupación por primera vez

    En esta maratón electoral. reconocen que en estos días quedaron enredados y a la defensiva, sobre todo después del spot de lanzamiento de campaña en el que ponía las cosas “a todo o nada”. Generó conversación pública como buscaban, pero no necesariamente en su beneficio.

    Esa inquietud llegó al punto de que salieron a medirla presencialmente a nivel nacional para detectar si hubo impacto. Algo hubo porque hoy está empezando a circular un nuevo spot donde explica qué significa el “a todo o nada”. Y en política, se sabe, el que explica, pierde.

    “Ellos nos quieren picotear los talones mientras hablan de paz”, dice Bullrich en su intimidad y a su alrededor se ponen más dramáticos: “Una campaña del horror. Lo que esperamos de acá en adelante es un ataque permanente dirigido a destruir la personalidad del adversario”.

    El resultado de la interna de Juntos por el Cambio es una moneda en el aire que nadie sabe donde va a caer.

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