En pleno año electoral, la mesa de diálogo político no funcionará si no hay tregua.
Algunos le atribuyen la frase a Juan Perón y otros a Napoleón Bonaparte. Pero la idea está clara más allá de quien haya sido su autor. Cuando tenés un problema serio la mejor manera de no solucionarlo y tirar una salida para adelante, es creando una comisión. Así parecen entenderlo Alberto Fernández y la propia Cristina Kirchner.
Decidieron armar una mesa política donde casi todos fueron invitados: el Presidente, la Vice, gobernadores, intendentes, sindicalistas, La Cámpora, fernandistas y representantes de los movimientos sociales.
La idea es buscar acuerdos para definir cómo enfrentarán el año electoral, cómo se armarán las listas, quiénes serán los candidatos y, sobre todo, si habrá o no PASO en el Frente de Todos. Es decir, si habrá lista única o internas.
La mayoría considera que con el actual nivel de peleas entre el gobierno y el kirchnerismo, lo mejor que puede pasar es sellar un acuerdo para proclamar un solo candidato a presidente.
También hay un criterio bastante mayoritario, entre gobernadores, intendentes y sindicalistas que nada tienen que ver con La Cámpora, que indica que Alberto Fernández no tiene que presentarse para una reelección.
Precisamente la comisión que se está armando, permite al presidente dilatar cualquier pronunciamiento, mantener la expectativa y, sobre todo, tartar de evitar que el pato quede rengo, como dice la teoría política, para llegar con todo el poder que pueda al final de su mandato.
También permitiría, como piensan algunos, diluir el poder y la voz del kirchnerismo más duro ante la presencia de tanta gente. Fernández viene de ser castigado duramente por el entorno del ministro del Interior, Wado de Pedro, por el Cuervo Larroque y (no podía faltar) Máximo Kirchner.
Cristina y Máximo suelen tener largas charlas sobre quién puede ser el mejor candidato para la Casa Rosada. El hijo le recuerda a la madre cuál es el deseo de La Cámpora y las organizaciones aliadas. Que Cristina vuelva a ser candidata, se gane o se pierda. Pero no parece ser la idea de la Vice.
Cristina, al igual que Alberto, debe decidir aún sobre su futuro. Sabe que la posibilidad de una derrota está a la vista y, por ahora, prefiere seguir en un terreno que parece gustarle y mucho: presentarse como una víctima del infierno del Dante, léase la oposición, la Corte Suprema y los medios. Se pasea con el cartel de la supuesta proscripción.
Mientras tanto, el kirchnerismo sigue trabajando sobre la figura de Wado de Pedro, el preferido de Cristina, aunque sus dirigentes saben que si logra domar a la inflación y mejora algo la situación económica, Sergio Massa estaría en su derecho de presentar candidatura.
De todas formas, la mesa de diálogo político no puede funcionar si no hay una mínima tregua y acercamiento entre Cristina y Alberto. Por esa razón, el círculo rojo de ambos ya comenzó a trabajar en ese sentido, con el aval de los propios protagonistas. Aunque se presenta un problema de difícil resolución: cómo convertir el odio en buenos sentimientos.
